1. Costa del Sol


    Fecha: 04/08/2017, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    ... me fuese a ocurrir algo así.
    
    "Oye", avisó Alfredo, "¿no crees que ese coche hace muchas eses?"; "Es verdad, acelera, le daremos el alto, ¿tenemos el alcoholímetro?", preguntó Sergio; "Sí, lo guardé, debe estar en la guantera", respondió Alfredo; "Vamos, pon la sirena."
    
    Alfredo y Sergio, dos policías locales, patrullaban de madrugada. Habían visto de todo durante más de diez años de servicio. Estaban acostumbrados a situaciones violentas o comprometidas; incluso, en alguna ocasión, tuvieron que hacer uso de sus armas. Aunque lo que más les gustaba era patrullar por el barrio de prostitutas: siempre que les apetecía, algunas de aquellas mujeres les hacía una mamada; o bien las invitaban a subir al asiento de atrás y se las follaban entre ambos. Pero esa noche aún no habían ido, no estaban, como ellos decían, ordeñados, así que la vista de aquellas dos jóvenes beodas con escasa ropa les alegró. Dieron señales luminosas y el turismo con las dos chicas se detuvo. Abrieron las portezuelas y se apearon del coche patrulla:
    
    "Buenos días, ¿no creen que conducen peligrosamente invadiendo el carril contrario constantemente?, a ver, enséñenme la documentación, las suyas y la del coche, hagan el favor", ordenó Alfredo. Las dos jóvenes, sin pronunciar palabra, obedecieron. "Bueno, veamos, Sergio, toma la documentación, ponte en contacto con la central y haz las comprobaciones". Sergio tomó los papeles y entró en el coche patrulla. El sonido de la radio crepitó y borró el silencio ...
    ... de la calle.
    
    "Agente", susurró la copiloto, "¿puedo salir a orinar?, estoy que reviento"; "Ande, salga", aceptó Alfredo. Bajo la tenue luz de las farolas, la seductora figura de la muchacha se hizo visible: su melena rubia, su cintura torneada, sus tetas esculturales medio asomadas de perfil por entre los pliegues de su veraniego vestido de tirantes. Alfredo se turbó; la siguió con la vista y la vio de espaldas subirse la falda del vestido hasta el ombligo, bajarse las braguitas y acuclillarse; "Sshh", oyó que le siseaba la conductora, "préstame atención, ¿me vas a hacer soplar?, lo hago de maravilla, soplar, o tragar, depende de lo que me des". Aquello era una provocación en toda regla; Alfredo la observó fijamente: "¿Vais bebidas, verdad?", preguntó; "¿Tú qué crees?"
    
    Sergio volvió de hacer las comprobaciones: "Están limpias, Alfredo, son del norte, habrán venido, supongo, unos días a divertirse", dijo Sergio a Alfredo haciendo un aparte; "Ya veo, ¿nos las tiramos?"; "¿Dónde?"; "Donde se estén quedando a dormir, les diremos que las escoltamos por seguridad y después..." Mientras, la copiloto ya había vuelto de mear y apoyaba sus brazos desnudos sobre el capó del coche esbozando una lánguida sonrisa.
    
    "Así que... os llamáis Sofía", dijo Alfredo señalando hacía abajo, a la conductora, "y Alexandra", dijo alzando su mirada hacia la otra, "bien, bien, bien, arrancad el coche, os escoltaremos para que podáis soñar con los angelitos, vámonos."
    
    Era ya de día, la mañana de ...
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