El nuevo curso (III)
Fecha: 26/03/2025,
Categorías:
Transexuales
Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos
... defensiva.
–Thalía… ¿podemos hablar? Me gustaría invitarte a un café y pedirte disculpas.
–Nunca te rindes ¿eh? Me das asco.
La chica rebasó su altura e iba a entrar en el gimnasio cuando el italiano la retuvo por el brazo. Thalía iba a zafarse, echando fuego por los ojos, cuando Carlo volvió a hablar.
–Lo sé. Lo tuyo. Damián me lo contó porque le dije lo que me había dicho. Oye, de verdad creo que me has juzgado mal, y me gustaría poder explicarme y pedirte disculpas como es debido. Y si después no quieres volver a hablar conmigo o verme más lo entenderé, hasta pediré otro turno en el gimnasio para no coincidir contigo. Solo un café, no quiero hablar en la calle.
La joven miró a ambos lados de la calle, con cierto nerviosismo. Se cruzó de brazos y se mordió el labio inferior indecisa. No parecía querer ir con él, pero tampoco entrar en el gimnasio. Por fin soltó un largo suspiro con el que dejó escapar todo el aire retenido en los pulmones y agachó la cabeza, claudicando antes de darle una respuesta.
–¿Lo prometes? ¿Si después de todo no quiero volver a verte saldrás de mi vida?
–Lo prometo –se comprometió el joven a pesar del nudo en el estómago que sintió al hacerlo.
Thalía echó a andar calle abajo y Carlo se limitó a seguir su estela. El silencio entre ellos era incómodo y le hubiera gustado romperlo, pero no sabía cómo y no quería estropear más las cosas, por lo que optó por callarse y seguirla. La joven iba mirando al frente, y a intervalos ...
... apretaba las manos en sendos puños. Carlo se la comía con los ojos, intentando memorizar cada uno de sus rasgos. Había pensado que cuando volviese a mirarla la vería de forma distinta, pero solo seguía viendo a la misma chica preciosa que le había sorbido el seso desde el primer día. Le asombraba su fuerza de carácter y su determinación e intuía por cómo se relacionaba en las clases de baile con las demás que su personalidad real era alegre y divertida. La joven dudó. De pie delante de la cafetería se mordió el labio, indecisa, antes de empujar la puerta y entrar.
Sentándose en la mesa que juzgó más apartada de la barra estudió a Carlo con sus fríos ojos azules mientras este pedía dos cafés con leche. No sabía si Thalía aceptaría el café, ya que había ido derecha a sentarse sin dirigirle la palabra, pero pensó que el gesto la ablandaría lo suficiente o por lo menos contribuiría a que le mirase con mejores ojos. Manteniendo las tazas en precario equilibrio sobre los reducidos platillos consiguió llegar hasta la mesa donde aguardaba la joven, cruzada de brazos y aún con el abrigo puesto.
–Gracias –escupió más que dijo cuando el italiano dejó el café delante de ella.
–Thalía yo… cuando te dije que lo sentía y que quería pedirte disculpas lo decía en serio. No quería resultar tan pesado cuando te pedí salir, en serio, y de haber sabido lo que sé ahora no lo hubiera hecho, no hubiera insistido tanto.
–Ya, ahora que sabes que soy… –dirigió una mirada temerosa a la barra y al ...