El nuevo curso (III)
Fecha: 26/03/2025,
Categorías:
Transexuales
Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos
... asco, y cuando te miro solo veo a un chulo siciliano salido de alguna mala película de mafiosos modernos al que le hace falta que la vida le de un par de golpes para escarmentar. ¿Te has quedado satisfecho?
Con un ágil movimiento la joven giró en redondo, dejando a Carlo plantado y mudo. Su rubia coleta le golpeó en el pecho al girar ella, pero ni siquiera eso le hizo reaccionar. La observó alejarse con una náusea en el estómago y boqueando se dejó caer contra la pared. Si así era como le veía ella, ¿cómo le verían los demás? Cuando su jefa se acercó a él, preocupada al ver que no se movía, se excusó diciendo que la comida le había sentado mal y aprovechó para irse a casa. Al llegar a su piso se dejó caer en el sofá. Las palabras de Thalía habían conseguido desestabilizarle de un modo que no pensaba posible. Pensó en llamar a Enrique para contarle lo que había pasado, pero cuando abrió la lista de contactos en el móvil sus dedos volaron al número de Damián.
–¿Carlo? ¿Estás bien? Cuando he ido al gimnasio me han dicho que te había sentado mal la comida.
–¿Podrías venir a mi casa?
Se hizo el silencio al otro lado de la línea. Pensó que si Damián preguntaba el motivo colgaría y no le diría nada, pero el joven no preguntó nada.
–Claro. Mándame la dirección. Estaré ahí en media hora.
Carlo hizo lo que le pedía y se tumbó en el sofá. Se tapó los ojos con un cojín e intentó ignorar la punzante migraña de sus sienes. No fue consciente del tiempo que pasaba hasta que ...
... unos insistentes timbrazos consiguieron abrirse paso hasta su cerebro. Con pasos torpes se levantó y fue a abrir la puerta a Damián, quien palideció al ver el aspecto derrotado de su amigo. Se sentaron ambos en el sofá y Carlo por fin pudo derrumbarse.
Las palabras salieron de su boca como un torrente. Le repitió palabra por palabra lo que le había dicho Thalía y compartió sus dudas acerca de si así era como le percibían todos. Damián escuchaba en silencio, con los ojos cerrados y las manos cruzadas debajo de la barbilla. Cuando por fin Carlo terminó y se dejó caer contra el respaldo del sofá Damián soltó un suave suspiro y miró al italiano. Sabía que no era una mala persona, y tampoco cerrado de mente, pero no sabía cómo reaccionaría a lo que él sabía y ahora estaba dispuesto a contarle.
–Lo que te voy a decir debe quedar entre nosotros. Si no te ves capaz de prometerme eso, me temo que no abriré la boca.
–¿Qué quieres decir? –preguntó Carlo intrigado y algo inquieto por la mortal seriedad de Damián.
–Lo que oyes. O me prometes que mantendrás en secreto lo que vamos a hablar ahora, secreto equiparable al secreto profesional, o no te contaré nada.
–Está bien, tienes mi palabra de honor.
Damián inspiró hondo, como un saltador de trampolín antes de saltar a la piscina, y mirando a Carlo con esos extraños ojos verdosos suyos tomó impulso y se lanzó.
–Thalía no te odia, o no tanto como te ha dicho. Lo que está haciendo es protegerse de ti, de lo que tú eres. ...