1. Mis odiosas hijastras (14)


    Fecha: 28/03/2025, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... manos. Valu se había quedado ahí, con el culo apoyado en la misma pileta a apenas unos milímetros de mí.
    
    —Lo que quería era que me cogieras —dijo después, casi en un susurro—. Pero otra vez me dejaste con las ganas —terminó de decir, haciéndose eco de mis propios pensamientos.
    
    Pensé que me iba a dejar ahí, con esas palabras retumbándome en la cabeza, para irse a su habitación a hacerse una paja. Según entendía, ese era su modus operandis. Pero otra vez me equivoqué, pues se quedó a mi lado.
    
    Una idea atravesó mi mente en ese mismo momento. Hasta ese momento no se me hubiera ocurrido eso, pero ahora lo veía claro. ¿Quién dijo que aquel encuentro sexual había culminado? La presencia de Agos y Sami habían sido inoportunas, era cierto, pero eso ya estaba hecho. Ya me habían visto cogerme a su hermana en el patio trasero de la casa, ya había eyaculado de una manera tan imprevista, que casi las ensucio con mi semen. Ya no había vuelta atrás. En un rato debería lidiar con ellas, y tratar de calcular qué tan grande era el daño que había hecho. Pero si de todas formas me iba a tener que enfrentar a eso, ¿por qué no postergarlo algunos minutos más?
    
    Valu me estaba mirando, expectante, a ver si yo había terminado de caer en eso que para ella seguramente había sido obvio desde un principio. Apoyé la mano en su rodilla. Ella se estremeció. Mi mano estaba fría porque la acababa de lavar, y ciertamente no hacía un clima muy cálido que digamos. Igual no me preocupé por eso. Mi ...
    ... mano avanzó hasta llegar a la parte más carnosa de los muslos de mi hijastra, esa que estaba debajo de su faldita tableada.
    
    —La tenés helada —me dijo.
    
    Extendió su mano y palpó mi verga. Empezó a masajearla, mientras yo seguía subiendo con mis dedos en su tersa piel. Tironeé la bombacha hacia abajo, y no tardaron en quedar a la altura de las rodillas.
    
    Había otra cosa que me hacía querer extender ese momento con aquella mocosa de tetas enormes todo lo que podía. Algo que iba más allá de la inmensa calentura que sentía por ella. No quería entrar a la casa y encontrarme de nuevo con que ya había regresado el suministro de energía eléctrica. No quería poner el celular a cargar, para luego encenderlo. Sabía que tarde o temprano tendría que hacerlo, pero lo demoraría todo lo que pudiera.
    
    Me puse en cuclillas. Bajé la bombacha de Valu hasta la altura de los tobillos, y metí mi cabeza entre medio de sus piernas. Ahí me encontré con su sexo babeante. A simple vista se notaba que estaba empapado y largaba un intenso olor a los flujos de esa preciosidad que tenía por hijastra. Levanté un poco más la pollera, para que no me molestara, pero fue la propia Valentina la que la sostuvo, haciéndola más corta de lo que ya era, para que yo pudiera apreciar en todo su esplendor esa hermosa concha chorreante. Se veía como una dulce y jugosa fruta.
    
    No había mucho en qué pensar. El próximo paso era evidente. Me erguí apenas, para elevarme los centímetros que me hacían falta para empezar a ...
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