1. Mis odiosas hijastras (14)


    Fecha: 28/03/2025, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... estabas para sentir que me ganaste en algo? No puedo creer que hayas recurrido a ese uniforme. Sos ridícula.
    
    —Pero bien efectivo que resultó el uniforme —retrucó Valentina.
    
    —Chicas, no peleen —intervino Sami. Pero luego, para mi absoluta sorpresa, agregó—: Además, yo fui la primera.
    
    —Lo de anoche no cuenta. Si este ni siquiera supo quién fue el que se la chupó —opinó Valu.
    
    Estaba pasando otra vez. Se ponían a hablar sobre mí como si no estuviera presente, y lo hacían sin ningún pudor, ya no solo Valentina, sino Sami y Agos, parecían verme como el conejillo de indias del experimento que había hecho su madre. Hasta el momento no me lo había puesto a pensar detenidamente, pero ahora estaba claro que la manera inusual en que las crió había alterado profundamente su sentido de lo que estaba bien y lo que estaba mal para ellas. Estaban completamente corrompidas, y ninguna de las tres estaba exenta de eso.
    
    —¡Basta! —estallé, sintiendo una fuerte jaqueca—. ¿Acaso no se dan cuenta? Esto no es normal. Nada de esto es normal. ¿Cómo pueden estar discutiendo sobre quién fue la primera que tuvo sexo con su padrastro? Mariel está loca, y por lo visto les contagió la locura a ustedes. La próxima vez que les proponga hacer algo como esto, mándenla a la mierda. Por favor, ...
    ... se los digo por su propio bien.
    
    Quedaron en silencio, esperando a ver si decía algo más. La verdad es que sentía que tenía muchas cosas que decir, pero nunca fui una persona muy elocuente. Además, yo terminé siendo un cómplice de mi mujer en todo eso. Había tenido un contacto sexual con todas ellas, con unas menos que con otras, pero con todas había pasado el límite.
    
    De repente sentí que alguien apoyaba su mano en mi hombro. No me había dado cuenta de que había agachado la cabeza y me tapaba los ojos con las manos, como si estuviera enfermo, o como si estuviera a punto de llorar. Levanté la vista. Era Sami. Pero a mi otro costado también estaba Agos.
    
    —No te preocupes —dijo esta última—. Sabemos que sos un buen hombre.
    
    Acercó sus labios y me dio un beso. Un tierno beso que uno esperaría que se lo diera una novia. Era la primera vez que besaba a una de ellas sin la necesidad de sentir que tenía que esconderme. Pero entonces sentí que alguien me hacía girar la cabeza con fuerza. Los ojos de cielo de Sami aparecieron apenas a unos centímetros de los míos. Entonces me comió la boca. Aún tenía el sabor de Agostina en mi paladar y ya estaba besando a la más pequeña.
    
    Por primera vez me sentí aliviado y liberado. Ya sin necesidad de ocultarles nada.
    
    Continuará.. 
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