Mis odiosas hijastras (14)
Fecha: 28/03/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... quedé liberado de esa voraz entrepierna. Me puse de pie, con cierta dificultad, pues había estado mucho tiempo en cuclillas. Sentía mis mejillas coloradas y las mandíbulas y la cabeza adoloridas. Vi a Valu. Todavía estaba recuperándose del orgasmo. Tenía otro botón de la camisa desabrochada, por lo que supuse que mientras yo estaba abajo ella se había autoestimulado, masajeándose las tetas.
Sus tetas…
A pesar de que todavía necesitaba recuperar fuerzas, me di cuenta de que mi erección había vuelto a aparecer, con esa potencia que solo recordaba de mi adolescencia, pero que en ese bizarro fin de semana parecía ser lo más común del mundo.
Me acerqué a Valu. Por primera vez desde que había aparecido en la sala de estar con la intención de provocarme, hubo un momento de ternura. Cosa inusual, porque con ella todo era salvaje y a los tumbos, y de hecho me gustaba que así fuera, y a ella también parecía gustarle. Pero sea como fuera, ahí estaba yo, agarrándola de la cintura, atrayéndola a mí. Valu apoyó su cabeza en mi pecho. Yo sentía su respiración, todavía agitada, volviendo lentamente a la normalidad, mientras que ella sentía los latidos de mi corazón, que también empezaban a recuperar su ritmo normal.
—Me volvés loco —le dije.
La agarré del mentón e hice que su rostro se levantara. Ella me miró. Quizás era la primera vez que me veía así. No estaba seguro de qué significaba esa mirada, pero sí comprendía lo que no significaba. Durante esos instantes en los ...
... que estuvimos abrazados, no vi en ella ningún atisbo de ironía, desprecio, altanería, capricho, ni nada de esos sentimientos negativos por los que Valu parecía regir su vida. Sentimientos y maneras que solía utilizar para relacionarse conmigo. Ahora todo eso estaba guardado en algún lugar de su interior. Era como si por una vez no necesitara estar a la defensiva conmigo. Hasta me regaló una dulce sonrisa. Una hermosa y sincera sonrisa.
Sin soltar su bello rostro, arrimé mis labios a los suyos, los cuales eran gruesos, y parecían estar hechos para ser besados. Ella no puso reparos. Le comí la boca, como un muerto de hambre que inesperadamente se encontraba con una hogaza de pan. Todavía tenía el sabor de sus flujos en mi paladar, pero a ella no pareció molestarle en absoluto, más bien al contrario, me besó tan apasionadamente como lo había hecho la primera vez que nos habíamos besado.
Esa era probablemente la mejor manera de terminar con ese improbable encuentro que habíamos tenido. Pero había un problema: yo necesitaba hacerlo de nuevo. Ya estaba totalmente al palo y necesitaba descargar mi semen por tercera vez en ese corto lapso de tiempo. Y no había manera de que, teniendo a Valu en mis brazos, me quedara con las ganas de hacerlo.
—Mmm ¿Otra vez? —preguntó ella sin que yo le dijese una palabra. Palpó mi entrepierna y se encontró con mi pija totalmente erecta—. Sos un padrastro muy degenerado —agregó después, con voz ronroneante.
Le di otro beso, mientras ella ...