1. Cierra la puerta


    Fecha: 02/04/2025, Categorías: Gays Autor: superrapado, Fuente: CuentoRelatos

    ... La oscuridad se llenó de sonidos crueles de un metal que clamaba por el fin de sus días.
    
    Pero yo no pensaba en nada ni en nadie. Perdido en el vaivén de Santos y en su polla camino de “mearme”.
    
    Ya a punto, frenó el ritmo y tomamos aire.
    
    “Vamos a esperar” me dijo.
    
    Nos quedamos quietos, sin separarnos y tumbados de costado. Su mano derecha vagaba por mi espalda. Nos contagiábamos el sudor el uno al otro.
    
    Le alcé un brazo para beber de su axila.
    
    “Parece que te conozca de siempre” me dijo.
    
    Busqué con mis labios sus pezones y los chupé sin prisa.
    
    Volvió a mover su mano derecha por mi espalda cada vez más abajo.
    
    Me entró entre las nalgas húmedas de transpiración y alcanzó mi culo. Lo acarició y lo penetró muy despacio con los dedos.
    
    Mi reacción fue besarle y apretarme a él cuanto pude.
    
    “Hazme lo mismo” me pidió.
    
    Obediente, acaricié la contundencia de sus glúteos y llegué hasta su ojete sudado y húmedo. Lo traspasé.
    
    Y así como yo le besé cuando me entró, él me besó a mí al hurgar hacia sus entrañas.
    
    Mientras jugábamos con nuestros dedos dentro de nosotros, el placer nos hacía flotar sobre la oscuridad de aquella habitación preñada de secretos. El ritmo de nuestras manos sobre los culos se animaba por momentos con nuestros sexos frotándose entre sí. Si él me llegaba profundo, yo no quería ser menos. Doblamos las piernas para facilitarnos las maniobras; y en apenas unos minutos nos encontramos entregados a un ritmo frenético con el orgasmo ...
    ... sobrevolándonos como ave de presa que ha localizado a su víctima. Nos besábamos, nos restregábamos, nos hundíamos los dedos sin piedad ni medida a punto de todo, el gusto a las puertas, las ganas desatadas, los vientres entregados, las pollas embadurnadas de seminal... Hasta que Santos se detuvo.
    
    “Aún no. Aún no” zanjó con la respiración agitada y sudando a raudales. “Aún no. Quiero más. Más”
    
    De nuevo acaté su deseo. Porque tenía razón. No podíamos acabar, no debíamos acabar.
    
    Guardamos silencio mientras nos recuperábamos de la agitación y retrocedía la amenaza del orgasmo.
    
    Una vez calmados, Santos habló acariciándome un brazo.
    
    “Mi hermano, una noche, empujó su culo contra mis partes. Él, un crío, se apretaba contra mi polla. Estábamos adormilaos, sí, pero los dos sabíamos ¿Comprendes?”
    
    “Sí”
    
    Tomé su pijo humedecido y se lo acaricié justo en el frenillo.
    
    “Mi cipote terminó apretando la entrada de su culo -continuó con la evocación- Además, me cogió la mano y la llevó a su polla. Quería que le hiciese una paja de esas que a él tanto le gustaban. Una paja lenta que le matase de gusto”
    
    No sé si por mis caricias sobre su frenillo o por la evocación de aquella historia, le manaba una buena cantidad de preseminal.
    
    “¿Y qué pasó?” le animé tomándole el glande con mi mano manchada de sus secreción y moviéndola tan lento como era capaz.
    
    “¿Qué más sucedió esa noche?” le insistí trabajando todo el glande.
    
    “Le pajeé como le gustaba y con mi rabo contra su ...
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