Mis vecinas de al lado
Fecha: 06/04/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mujeres.
Cuando salieron de la casa al jardín, lo primero que me llamo la atención fue la madre de Barbara, cuyo nombre según Helena era Hanna, pues era una mujer de bandera, que yo calcule que tendría unos cuarenta y pocos años, y era digna madre de Barbara, rubia de corta melena, cara preciosa y los mismos ojos grises que su hija. En cuanto al cuerpo era como el de una vedette. Se hizo un silencio embarazoso cuando Hanna y Mary se vieron, fue Hanna quien rompió el hielo diciendo:
- Madre de Dios hermoso, ahora resulta que eres amiga de mis hijas. Me alegro mucho de que estés aquí, así puedo pedirte disculpas y rogarte que no renuncies al puesto del que has dimitido antes. Dime que sueldo quieres y si no es un disparate dalo por hecho.
- Olvídalo. – dijo Mary – Barbara te ha atendido con las manos libres y todos hemos oído que has dicho” La juzgue mal, tanto a nivel profesional como a nivel personal”. Evidentemente es cierto que lo sientes, pero dime, ¿Qué querías decir con eso de juzgarme mal?
- Pues hija, - respondió la mujer – es evidente que eres una profesional intachable, tanto por tu currículo como por los informes que tenemos, y en cuanto a lo personal yo también habría jurado que eras lesbiana, pues tengo una gran experiencia es eso, y cuando me dijiste que estabas casada y te ofendiste me sentí fatal. Lo siento de verdad. De todas formas, voy a plantear al consejo rescindir el contrato del capullo integral que te ha acusado sin motivos, pues al ...
... parecer él quiere darle tu puesto a su amante.
- No pasa nada, de verdad. – dijo Mary sonriéndola – Venga ven aquí y vamos a darnos un abrazo.
Yo seguía asistiendo como mero espectador a aquella historia, más bien para mí era como una representación teatral con un final incierto, pero mi asombro fue mayúsculo cuando Hanna se acercó a abrazar a Mary y está la cogió su cara con ambas manos y la soplo un beso en la boca de los que cortan la respiración. La otra, ante mi sorpresa, correspondió de igual forma y así estuvieron durante un par de minutos hasta que les falto el aire, mientras yo, Helena y Barbara las mirábamos entre sorprendidos y risueños ante aquella muestra de deseo.
Cuando se separaron, me presentaron a Hanna, y me explicaron que había tenido a Barbara solo con 18 años, y que ahora tenía 43. También le explicaron a ella lo que estaban planificando cuando había llamado y el papel que iba yo a jugar en todo aquel lio. Cuando ya le habían contado nuestra historia completamente, de pe a pa, y terminaron de exponerle el plan, faltaba solamente el baño en la piscina y luego empezar con la inseminación directa, y cuanto Mary termino de explicárselo, le pidió que ella la ayudase a relajar a las dos jóvenes para que aceptasen mi polla de buen grado, no solo que la aceptasen, sino que incluso la deseasen.
Hanna se brindó sobre la marcha a ayudar, e incluso muy motivada por el fin de aquella historia, pues según dijo prefería ser abuela aun joven que, ya hecha un ...