Mis vecinas de al lado
Fecha: 06/04/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... empujar con suavidad, pero al ver que Barbara movía su culo aceptando mi pija, de un empujón se la metí de golpe. Soltó un pequeño grito que más que de dolor sonó de placer y yo empecé a bombear su culo como había hecho antes con su coño. Dejo de comerse el coño de Helena y se adelantó hasta poner su cara en el culo de Mary y entre jadeos dijo:
- Helena… cómeme el coño… mientras Juan me jode el culo… madre mía que gustazo… el tío tiene la polla con la medida justa para mi ojete… luego si quieres lo pruebas tu Helena…
Su hermanastra metió su cabeza entre las piernas de Barbara y empezó a comerse su coño a la vez que su nariz rozaba mis huevos, y de vez en cuando me soltaba un lametón en ellos. Mientras tanto Hanna seguía a lo suyo comiéndose el chocho de Helena a la vez que ella se comía el de Mary que ahora estaba con su culo pegado a la cara de Barbara.
Esta vez y tras un largo éxtasis los cinco nos corrimos simultáneamente siendo Hanna la que fue más expresiva con un alarido de placer salvaje. Yo por primera vez había metido mi polla en un culo, ya que Mary jamás había consentido que se lo hiciese y estaba eufórico y deseando volver a hacerlo, primero con Hanna, luego con Helena y por fin con Mary.
Pero entonces las cuatro, todas de acuerdo y por unanimidad, decidieron tomarse un respiro y darse un baño en la piscina, y yo me quedé allí de pie como un imbécil con todas las ganas de seguir, y para que ellas no se dieran cuenta de que seguía en forma con la picha ...
... tiesa y necesitado de que alguna de ellas estuviese dispuesta a que mi dildo viviente pudiese satisfacerla, me puse el bañador, me senté en uno de los sillones de mimbre y me serví una copa de cava.
Mientras observaba como las mujeres se relajaban hablando y riendo sin que yo pudiese llegar a oír claramente sus conversaciones, me puse a repasar lo acontecido y de pronto me di cuenta de la barbaridad que acabábamos de hacer, pues los cinco presos de una lujuria desatada, habíamos arrinconado nuestra timidez individual y nos habíamos expresado con absoluta osadía en dar y recibir placer sexual.
Me pregunte entonces entre trago y trago, que sucedería en el futuro, si realmente Helena y Barbara consentirían en seguir copulando conmigo a fin de quedar preñadas, o por el contrario al sopesar fríamente lo que habíamos hecho desistieran de lo hablado e incluso me retirasen el saludo. Por otro lado, ahora ya mucho más relajado veía a Mary con otros ojos, pues al haberla visto como había actuado con las otras mujeres no me quedaba muy claro si también me rechazaría. Ahora la veía como a una diosa del sexo, bellísima, hermosa, encantadora y tremendamente provocativa, pues su mirada encendida durante aquella desatada orgia invitaba a la mayor lujuria, incluso diría que, a un libertinaje compartido, como una hechicera obscena que encendía a todos con el fuego de su sensualidad de movimientos.
Me serví la segunda copa y seguí cavilando, pues luego estaba Hanna, que evidentemente ...