1. Mis vecinas de al lado


    Fecha: 06/04/2025, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... era una mujer de bandera, de mi misma edad y al parecer con una vida de una promiscuidad absoluta y posiblemente con un número de amantes bastante extenso y de ambos sexos, ya que incluso había participado en nuestra orgia sexual con su propia hija. ¿Y que podía yo esperar de esa mujer? Era una incógnita para mí, pues no sabía tampoco la influencia que podría tener con su hija y su hijastra, y podría ser que le pareciese bien que yo inseminase a ambas o, bien por el contrario, una vez pasado aquel arrebato de locura colectiva, les hiciese desistir de la idea.
    
    No habían pasado ni cinco minutos cuando mi estado anímico se estaba viniendo abajo y veía mi futuro como algo muy negro, quizás por las dos copas de cava que me acababa de tomar.
    
    Pero en ese momento se me acero Hanna, aun desnuda y secándose con una gran toalla y se sentó a mi lado diciéndome:
    
    - Las chicas han estado hablando y parece ser que les gustaría dormir a las tres juntas, pero a Mary le parece una traición dejar que tu te vayas solo a tu cama. Entonces yo me he permitido ofrecerme para hacerte compañía esta noche, por supuesto si a ti te parece bien, y dejar que las muchachas se desahoguen a gusto en un trio lésbico apoteósico. ¿Qué me dices?
    
    - Después de lo que acaba de pasar no puedo negarme. – dije yo con una expresión de asombro total - ¿Pero a ti te apetece?
    
    - Mira chico, - me dijo Hanna – Somos de la misma edad, yo estoy aun de muy buen ver y tú, a pesar de que no tienes una gran polla, he ...
    ... visto que sabes usarla con una gran pericia. Podemos pasar una noche de locura. ¿Nos vamos a tu casa?
    
    - ¡Niñas! – grito Hanna dirigiéndose a las de la piscina – Está de acuerdo y nosotros nos vamos. Espero que disfrutéis lo máximo que podáis y dejéis alguna gana para que mañana Juan os vuelva a inseminar.
    
    Sin mediar ninguna palabra más se cubrió con la toalla y cogiéndome de la mano nos dirigimos a mi casa. Una vez allí, y nada mas cruzar la puerta, y sin soltarme la mano Hanna dejo la toalla en una butaquita que había en la entrada y volvió a quedarse como su madre la trajo al mundo. Yo la mire asombrado, pues ahora que estábamos a solas me di cuenta de la belleza y lozanía que tenia aquella extraordinaria mujer de carnes prietas y duras como si de una joven de veinticinco años se tratara. Tiro de nuevo de mí y se dirigió al piso superior donde estaba nuestro dormitorio y una vez allí de un tirón me bajo el bañador comprobando que yo estaba completamente salido, pues tenía una erección enorme.
    
    Aquella noche fue quizás la noche que aprendí mas del sexo, pues Hanna era una experta, con una experiencia casi sobrenatural. Follamos de todas formas, en la cama, en el suelo, en el baño e incluso en el balcón, desde donde pudimos ver a Barbara, Helena y Mary tumbadas en el césped abrazadas completamente desnudas y al parecer completamente agotadas. Mientras fallábamos, Hanna no paro de darme consejos de como tenia que actuar con Helena, pues esta estaba menos dispuesta que ...