1. Mis vecinas de al lado


    Fecha: 06/04/2025, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... un perro que me haga compañía, ya que mi mujer trabaja todo el día.
    
    - De comprar yo no te voy a aconsejar, - me dijo muy seria y frunciendo el ceño – si quieres te puedo indicar una asociación de animales abandonados para que adoptes uno.
    
    - Bueno, algo así. – me desdije rápidamente al ver su enfado – Al decir comprar me refiero a eso a tener un perro para mí, a ser posible un cachorro para yo educarlo y jugar con él.
    
    - Pues aquí atendemos a una asociación e incluso colaboramos con ellos en lo que podemos. – ahora me miraba con una cierta sonrisa ya que se había dado cuenta de que me había sofocado – Si quieres cuando cerremos Barbara y yo te recogemos y vamos a ver unos cuantos perros a ver si te gusta alguno. Dame tu móvil.
    
    - Es el número … - no me dejo terminar –
    
    - No que me des el móvil y yo te marcare el numero de la clínica, me llamas y yo anoto tu nombre en el mío. Cuando salgamos te llamo y nos esperas en la puerta de tu casa.
    
    - ¿Pero sabes dónde vivo?
    
    - Claro hombre, ya te he dicho que somos las vecinas de la casa de al lado. ¿No te has fijado nunca en nosotras?
    
    - Hija no te abre visto, - dije sin pensármelo – si te habría visto te aseguro que me habría fijado en ti.
    
    En ese momento salía del interior de la clínica una muchacha joven con un gato en una jaula y con ella la otra veterinaria, y aunque parezca imposible quizás aún más bella que su compañera, pero esta pelirroja, ojos grises, bastante más alta, y con un cuerpo que bajo su ...
    ... bata blanca se intuía también extraordinario. Cuando la niña del gato salió de la clínica, la que me había atendido dijo:
    
    - Se que te llamas Juan porque soy muy curiosa y lo he visto en tu buzón, y esta es Barbara mi compañera de casa y de trabajo.
    
    - Mucho gusto y el nombre te hace justicia – le dije dándole un tímido beso en su mejilla para lo que tuve incluso que empinarme en la punta de mis pies, pues me sacaba como diez centímetros – Y el tuyo…
    
    - Yo me llamo Helena – volvió a sonreír la rubia – Así que Barbara te parece bárbara…. – soltó una carcajada y dijo – a mí también me parece bárbara.
    
    - No le hagas mucho caso a Helena que es una graciosilla, y además como habrás comprobado una cotilla. – hablo por primera vez Barbara que tenía una voz preciosa – También dice que tu mujer es una preciosidad y que esta buenísima, quizás para darme envidia.
    
    - Bueno entonces espero que me llaméis y vamos a ver esos perros. – dije algo azorado por las palabras de Barbara que daba a entender que ambas estaban liadas – Hasta luego.
    
    Sali aun azorado de la clínica y me dirigí a mi casa, y de paso quise averiguar cuál de las casas era de las veterinarias, si la de la izquierda o la de la derecha, y comprobé por el buzón que era la de la derecha de la mía. Una vez dentro de mi casa salí al jardín y con una escalera me asomé al de ellas para ver que tenían y comprobé que tenían una piscina bastante aceptable que ocupaba casi la mitad del jardín, que al igual que el mío era ...
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