Sorel - Relatos Eróticos

Sorel

... hecho con seguridad. Sorel me animó a coger un poco más volviendo a tomarme por las caderas. Comencé a moverme de nuevo y pronto ya podía llegar a todo lo alto, bajar de un senton y subir otra vez. Sin embargo, Sorel no podía continuar para siempre. El efecto de mi culo y con necesidad de ser penetrado sobre su erección agradablemente grande fue exactamente lo que debería haber sido, muy estimulante. Sentí de pronto que Sorel se esforzaba y resoplaba debajo de mí con creciente urgencia. Con emoción me di cuenta de que pronto se iba a venir. Por fin, la excitación de Sorel llegó a una conclusión muy natural. Agarró mi cintura con fuerza, empujó su verga profundamente dentro de mí y mientras su boca me devoraba los pezones simplemente se dejó ir. Sentí que su pene se contraía dentro de mí y gruesos chorros de semen llenaban mi culo. Todavía movió sus caderas un poco más y nos besamos de forma sensual mientas sus manos recorrían todo mi cuerpo. Me sentí orgulloso de haberle dado a esa hembra un magnífico orgasmo en toda regla.

- Qué maravilloso, no creí que eso fuera posible!

Sorel no me respondió, tenía lo ojos cerrados disfrutando el momento, y yo todavía seguía sumido en una vertiginosa nube de placer sexual que no me alteré cuando sentí un par de manos sujetándome por las axilas, Me dejé hacer. Las manos suavemente levantaron mi cuerpo palpitante, dejando que la verga de Sorel saliera poco a poco, gradualmente de mi culo. Mis piernas tomaron parte de mi peso mientras ...

... era levantado de donde estaba y luego colocado boca abajo en la alfombra.

- Será mejor que levantes el culo y te empines un poco!

Dijo la voz de Antonio. Obedecí y segundos después, sentí otro miembro grande y rígido acariciando mi ano. "Antonio también me va a coger", pensé y emocionada de nuevo, cooperé cuando Antonio me ayudó colocando su erección. Esta vez, naturalmente, mi culo estaba tan abierto y resbaladizo que su verga entró dentro de mí sin ningún problema. Ahora estaba de espaldas a mi pareja y el placer fue igual de grande, si no más. Antonio era tan vigoroso como Sorel, aunque a estas alturas simplemente no me importaba mientras me cogiera. Y así lo hizo, mi pequeño cuerpo se retorció siendo embestido una y otra vez sin misericordia; mi voz comenzó a escaparse sin que yo lo pudiera evitar mientras Antonio con sus manos en mi cintura jalaba mi cuerpo para cogerne mejor. Así colocada de perrita llegué al orgasmo nuevamente entre gemidos antes de sentir que la verga de Antonio lograba lo que había hecho Sorel: disparar un géiser de esperma en mi interior. Sentí que iba a todas partes dentro de mí, cálido y estimulante.

Otra vez aturdido y fatigado por la fuerte orgía no fue una sorpresa encontrar a Roberto desnudo frente a mí. Lentamente me liberé de la verga de Antonio y gateé de rodillas por el suelo hasta él. Podía sentir el semen escurriendo generosamente de mi culo bien abierto por el interior de mis muslos. Roberto me hizo acostarme boca arriba y me ...