1. Fuiste infiel y te agarraron, ahora vas a cagar fuego


    Fecha: 20/04/2025, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... cometido. La hembra deseosa, simulando acomodarse, corrió el vuelo del vestido para que no fuera apretado al sentarse. El macho al darse cuenta la miró agradeciéndole con una sonrisa y mientras su cabeza giraba hacia el otro lado la mano se internaba bajo la tela y hacía contacto con la piel, provocando un estremecimiento en ella, que ubicó la campera disimulando el movimiento invasivo.
    
    Evidentemente el deseo de ambos había entrado en espiral ascendente pero debían ser cuidadosos, así que lentamente progresó la mano varonil hacia la cara interna de los muslos para encaminarse a la unión y ahí, comenzar la primera incursión en ese nido ajeno.
    
    El progreso de las caricias hizo que el flujo aumentara su caudal y tentara al invasor a saborear ese líquido espeso. Para ello volvió la cara hacia Laura y, sacando la mano, se llevó los dedos a la boca. La expresión de quien no puede creer lo que ven sus ojos dominaba la cara de la hembra que, estupefacta, contemplaba esos labios que alternaban palabras con lamidas.
    
    Saciado el saboreo la mano volvió a la cueva, cuyo sabor había probado, hasta que las uñas femeninas se clavaron en el antebrazo que había tenido apretado durante el ingreso de los dedos. Fue la señal para que el varón decidiera avanzar de otra manera.
    
    - “Laura, querés bailar conmigo?”
    
    Al ver que asentía sin hablar tomó una de sus manos para llevarla a la pista donde la abrazó y, a paso de baile la fue llevando a la otra punta; habiendo comprobado que la ...
    ... multitud de bailarines los ocultaban de la vista de las amigas la apretó desde las nalgas para besarla con urgencia, cosa que ella no solo acepto sino que colaboró decididamente. Sin necesidad de palabras esta mujercita mostraba su claudicación, indicando que, carnalmente, tenía un nuevo dueño.
    
    - “Ahora, lo que viste en foto, está al alcance tu mano, agarralo con ganas como si fuera tu tabla de salvación, como si tu felicidad dependiera de su dureza”.
    
    - “No, aquí no”.
    
    - “Mejor que lo hagás porque de lo contrario, aquí en la pista te voy a clavar como si fueras una mariposa. Así preciosa, recorré con dulzura ese tronco que palpita por taponar tu conchita”.
    
    - “Yo también lo deseo pero aquí no podemos”.
    
    - “Es verdad, de hacerlo nos echarían, pero así, de pie y bailando vas a acabar como una burra”.
    
    Y pasando del dicho al hecho se ubicó de espaldas a la pared, lentamente le subió el ruedo del vestido y metió la mano bajo la bombacha por segunda vez. Los que bailaban solo podían observar a un hombre hablando al oído de una mujer, que miraba la decoración del muro de en frente.
    
    - “Así putita, gemí tranquila con mis dedos adentro que nadie te va a escuchar”.
    
    - “No sigás que me voy a caer”.
    
    - “No tengás miedo, yo te sostengo”.
    
    Y así fue, de no ser por los brazos masculinos su último gemido y estertor la hubieran encontrado sentada en suelo.
    
    Repuesta de la corrida y con la voluntad anulada fue llevada a un sillón desocupado en uno de los rincones, pero en ...
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