Mi harem familiar (Introducción. Cap. 1)
Fecha: 23/04/2025,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: WadeHolden, Fuente: CuentoRelatos
Introducción.
Desde siempre hemos sido muy unidos, mamá, mi hermana y yo. Somos compinches y si bien tenemos familiares por ambos lados, con quien más nos relacionamos ha sido con la hermana gemela de mamá, Miriam y su hija Andrea, que es nuestra prima, pero que a los efectos prácticos la consideramos nuestra hermana.
Papá murió hace varios años y desde entonces mamá ha sido padre y madre. Afortunadamente, al morir el viejo, nos dejó la vida asegurada, con una pequeña fortuna producto de su buen hacer como abogado mercantilista, además de su suerte en los caballos, que le había dotado de una excelente cantidad de dinero. El hombre era afortunado en el juego y en el amor, puesto que además de ganar de seguido con los caballos, su pasión, era muy feliz con mamá, su gran amor, su musa, su diosa.
Vivíamos en una urbanización del este de Caracas, lado norte del rio, en una casa–quinta muy bien distribuida y agradable, de dos pisos.
En la planta alta habían dos habitaciones grandes con baño y vestier incluidos y dos más sin dichos incisos, con un baño en pasillo más una salita. Pero poco antes de morir papá, había hecho construir una habitación grande, de techo a dos aguas, con baño y vestidor incluido, sobre el estacionamiento techado, conectada al piso superior de la casa por un pequeño pasillo de dos metros de recorrido y con acceso desde el estacionamiento por una escalera de caracol que remataba en una puerta metálica entamborada con doble cerradura. Había sido ...
... su obsequio para mí, su primogénito, por haberlo ayudado con un cuadro del 5 y 6 –juego hípico de Venezuela– al escoger un caballo y convencerlo de colocarlo, un verdadero burro en el argot hípico, que resultó ganador de la última carrera válida y que lo puso a ganar unos dividendos millonarios. Los tres favoritos se habían quedado, evidentemente una carrera amañada, pero que a papá, jugador común y corriente, favoreció especialmente. Imagino que en las jugadas de taquilla del Hipódromo hubo un verdadero negoción… pues bien, mi madre ocupaba una de las dos habitaciones principales, donde había cohabitado con mi padre en vida de él, mi querida hermana la otra habitación principal y yo la nueva sobre el garaje.
En la planta baja teníamos una sala espaciosa y otra más pequeña, íntima. El comedor espacioso y conectado a una especie de terracita a través de un ventanal corredizo. En esa terracita había una mesa redonda con toldo central y cuatro sillas que a veces, los domingos, utilizábamos para desayunar. Mis padres la solían utilizar para sus cenas románticas, aquellas que realizaban en fines de semana donde los hijos se habían ido a la playa con la tía Miriam, la gemela de mamá.
La cocina de casa era espectacular. Grande con isla central y dotada con cuanto aparato o mueble se le hubiera ocurrido a mamá. Ella era chef graduada, solo que no ejercía, pero cocinaba como los dioses y en exclusividad para nosotros.
Luego existía un área de servicio, con una habitación de ...