1. FOLLAMATRIX - Capítulo 4: Canción de hielo y carne.


    Fecha: 04/05/2025, Categorías: Hetero Autor: , Fuente: RelatosEróticos

    ... calzoncillos. Mi polla estaba bastante tiesa ya, y cuando noté cómo apartaba con los dedos del pie el slip y los frotaba arriba y abajo sobre mi carne palpitante, no pude evitar que se me escapase un gemido. Ella entrecruzó las manos debajo de la barbilla y me miró tranquilamente, como si no me estuviese masturbando con su delicioso pie por debajo de la mesa.
    
    —¿Crees que deberíamos tomar una copa antes de pasar de verdad a la acción, Nex?
    
    Mi deseo crecía al mismo tiempo que mi polla, tenía unas ganas locas de abalanzarme sobre su entrepierna y arrancarle las bragas… pero decidí hacerle caso y disfrutar de lo que estaba sucediendo. Miré hacia abajo y levanté un poco el mantel. A la luz de las velas no es que se viera mucho allí, pero pude distinguir algo de su pie y un atisbo de mi tranca desnuda debajo de él. Pensé por un momento en subir la luz y acercar el zoom mediante órdenes verbales, y tardé unos segundos en comprender que aquello no era posible… no estaba conectado a Follamatrix, aquello estaba sucediendo en el mundo real.
    
    —Me tomaría esa copa, no te creas que no —respondí, apoyándome en el respaldo de la silla—. Pero sólo si me la bebo directamente de tu coño.
    
    —Vaya… buena respuesta. ¡Esa es la actitud! Pues mira, no es mala idea… pero antes…
    
    Retiró el pie entonces de mi entrepierna, y pude ver cómo se agachaba y se metía debajo del mantel. Noté cómo me desabrochaba el cinturón y tiraba después de mis pantalones, hasta dejármelos por las ...
    ... rodillas. Sus suaves y calientes manos se posaron entonces en mis muslos, y creí que la polla iba a reventarme los calzoncillos. Mis pulsaciones iban a mil por hora. Alcé el mantel para ver lo que sucedía allí abajo.
    
    Ella tenía la boca justo frente a la forma de mi polla, que levantaba la tela de los slips hasta casi salirse. Me miró con los ojos llenos de deseo, y yo imaginé por un segundo que me la sacaba rápidamente y empezaba a chupármela como loca. En vez de eso, lo que hizo fue sacar la lengua y pasarla muy despacio sobre los calzoncillos, apenas rozándome el pene a través de ellos. Mientras tanto me acariciaba la cara interna de los muslos con las manos, subiéndolas y bajándolas pero sin llegar a rozarme siquiera los slips. Así estuvo un buen rato, lamiendo sobre la tela por todas partes, incluyendo la zona de los huevos, sin ayudarse de las manos; la tela se iba humedeciendo con su saliva, y yo notaba cada vez más el contacto de su lengua contra la carne palpitante de mi falo, que se endurecía por momentos. De repente vi cómo subía las manos y cogía los slips por los lados. Tiró de ellos hacia abajo, muy despacio, y mi polla fue asomando poco a poco… hasta que se vio libre de repente. La tenía ya tan dura que salió de golpe como un muelle, golpeando sonoramente la mejilla derecha de Rhena. Ella se quedó mirándola con una sonrisa divertida y pícara, aunque los ojos le brillaban de deseo. Comprendí que estaba deseando tragársela, y sin embargo dijo:
    
    —Cierra los ...
«12...456...»