El diario
Fecha: 11/05/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos
... cortar mi orgasmo y aceleré el movimiento de mi mano mientras la leche salía de mi polla a modo de surtidor hasta dejar un suelo reluciente.
Un penetrante calor ascendió por su cuerpo e invadió sus mejillas. A continuación descendió en forma de escalofrío por sus pechos hasta endurecer sus pezones. Seguidamente fluyó a través de sus terminaciones nerviosas para sacudir su entrepierna en un golpe de calor que dejó paso a un coágulo de flujo.
Rocío desabrochó dos botones de la bata, metió su mano por dentro del tanga y sus dedos resbalaron por la babosa raja. Después se los llevó a la boca y saboreó su sal, imaginando que relamía la polla de Carlos impregnada de su leche. Se recostó en la cama para estar más cómoda y desabotonó la bata por completo. La mano, todavía bañada de saliva y flujos tomó el camino de vuelta hasta su coño con intenciones placenteras, mientras con la otra acariciaba sus pechos con el mismo propósito. Deslizó su dedo corazón por la raja con un movimiento rítmico de menos a más, y no contenta, buscó el clítoris friccionándolo y aplicándole presión, al mismo tiempo que trazaba movimientos en forma de espiral.
Cerró los ojos y se abandonó a la masturbación sin que existiera en ese momento nada más en el mundo, excepto el placer. Su dedo se convirtió en una polla, pero no en cualquier polla, sino en la de Carlos follándola sin cuartel. El ritmo de sus dedos se aceleró ante la proximidad del clímax y poco después exhaló un gemido al que siguió un ...
... leve grito con el que liberó toda su exaltación, y mientras vibraba del deleite algo la impulsó a abrir los ojos. Cuando lo hizo vio a Carlos masturbándose frente a ella.
Ante la comprometedora situación se levantó de un sobresalto y un trallazo de leche impactó en su cuerpo, un segundo cruzó por su cara como un misil fallido, en compensación, el siguiente no falló y se estrelló con contundencia en su rostro. Los sucesivos dejaron su impronta en sus tetas, al tiempo que los más rezagados iban perdiendo su vigor dándole lustro al embaldosado. Después, el muchacho permaneció jadeante con la polla en la mano y contemplando en cueros y cubierta de su esencia a la mujer de sus sueños.
El desconcierto se adueñó de ambos. Rocío hubiese querido desvanecerse sin dejar rastro, pero no quedaba otra que desaparecer de allí a la mayor celeridad, en cambio, su cerebro parecía haberse bloqueado y sus músculos se paralizaron. Por su parte, después de la descarga, Carlos tampoco sabía muy bien qué hacer y se mantuvo vacilante a la espera de una reacción, positiva o negativa, pero una respuesta.
Para Rocío, aquellas provocaciones hacia el joven adolescente las había considerado como un juego, un poco retorcido, pero un juego al fin y al cabo, sin más pretensión que alimentar su morbo y masturbarse con el incentivo de sus fantasías. Lo que no contempló fue que con esa coquetería manifiesta avivaba un volcán que ya estaba activo y que necesitaba de pocos estímulos para desbordarse. Con la ...