1. El diario


    Fecha: 11/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos

    ... continuación cogió sus cosas para salir de casa y se despidió avisándola de que tardaría un rato. Rocío se cambió de ropa con premura y corrió a la habitación de Carlos para comprobar si había escrito algo más en el diario.
    
    Cogió el cuaderno de la estantería, lo abrió por el punto de libro y retrocedió hasta la última escena que había leído. Pasó la página, se sentó en la cama y retomó la lectura.
    
    “Hoy me he quedado de una pieza cuando la he visto entrar por la puerta. Estaba maquillada y he de decir que guapísima, y es algo que me inquieta porque nunca antes se había maquillado para venir a trabajar. Pensé que tendría que irse a algún sitio pero no, estuvo todo el rato en casa haciendo sus tareas.
    
    Empezó por la cocina como suele ser habitual y yo aproveché ese momento para desayunar, como hago habitualmente. Mi vista se perdió en su trasero y mi polla se puso tiesa al instante viendo la tiritera de sus nalgas mientras fregaba. Advertí que había cambiado las bragas por un tanga negro y eso me puso muy cabrón. Podía adivinar el color a través de la tela rosa del babero y mi erección se tornó dolorosa. No pude resistirme, me la saqué un instante y le di unos meneos pensando en que se la restregaba por encima de la tela y ella movía el culo encajándosela en la regata. Después lo agitó con sensuales meneos a un lado y a otro hasta que mi polla dijo “basta”. La incliné en la pila, le subí la bata, le hice el tanga al lado y se la metí de un estacazo. Su coño la engulló ...
    ... sin tocar paredes. Noté la calidez de su sexo envolviéndome y un elocuente gemido me indicó que le gustaba. A continuación apoyó sus codos en la pila y agitó su trasero acoplándose y pidiéndome que la follara hasta la extenuación.
    
    En tanto esas imágenes se materializaban en mi cabeza, toda la sangre de mi cuerpo se concentraba en mi entrepierna. Pensaba que reventaba y seguí aplicándome lentos meneos para no delatarme, hasta que ella terminó de fregar y cogió el seca manos. Inmediatamente detuve mi paja y enfundé la polla dentro del pijama. Acto seguido se dio la vuelta y rogué para no tener que ponerme de pie en ese momento, ya que hubiese sido una situación tremendamente embarazosa, habida cuenta de que mi verga estaba en su plenitud y saludaba con descaro a Rocío por debajo de la mesa. Por fortuna, ella no se dio cuenta de nada y salió de la cocina para dirigirse al baño y continuar con su trabajo. A los pocos minutos me asomé al baño y mi mandíbula inferior saludó al suelo. Me dio la impresión de que me me estaba ofreciendo su culo con movimientos oscilantes y provocadores, o al menos, eso es lo que me pareció. Quería follármela. Estuve a punto de levantarle la bata, agarrarme a sus caderas y metérsela, pero de nuevo, el buen criterio frenó mis impulsos y una vez más salí disparado, temiendo no llegar a tiempo a mi habitación. Cuando entré, un trallazo de leche escapó a presión y después de describir una parábola, se estrelló en el suelo. Continué meneándomela. No quería ...