1. El diario


    Fecha: 11/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos

    ... dejó la cocina limpia, a continuación se desvistió y se metió en la cama.
    
    Su esposo respiraba profundamente y la mente de Rocío se perdió por los intrincados vericuetos del morbo que le causaba el hecho de pensar que aquel yogurín la deseaba fervientemente.
    
    La mano derecha buscó su pezón y lo acarició por encima de la tela hasta que le plantó cara. Jugó con él unos instantes como si estuviese sintonizando una emisora de radio. A continuación bajó por su cuerpo y se arriesgó por dentro del pijama. Giró la cabeza contra la almohada para ahogar sus gemidos. Recorrió la raja con las yemas de sus dedos, se frotó con suavidad el inflamado clítoris. El placer la inundó. Necesitaba un orgasmo que liberara la tensión acumulada en su cuerpo. Deseaba correrse sin tener a Carlos en su mente. Luchó con todas sus fuerzas por pensar en otras cosas, en otros hombres, pero su mente volvía una y otra vez hacia él. Dejó de tocarse. No quería correrse pensando en él. No podía.
    
    Su corazón dio un latido. Lo sintió en la sien. Lo sintió entre las piernas. Estaba tan caliente, tan excitada, que casi sentía dolor. Y se rindió. Perdió la batalla. No podía luchar contra el deseo.
    
    Su mano volvió hasta su coño. Se frotó con intensidad hasta que se corrió con cada fibra de su cuerpo en tensión entre fuertes convulsiones y mordió la almohada para no gritar. Los intensos espasmos hicieron mover la cama a pesar de sus esfuerzos para que su marido no se despertara. Eso sí, se corrió con una ...
    ... imagen en su cabeza. Carlos la miraba a los ojos. Su polla clavada hasta lo más profundo de su coño. Y el calor de su leche llenándola por dentro.
    
    Se quedó varios minutos jadeando, con el cuerpo perlado de sudor.
    
    Se acababa de correr pensando en el niñato.
    
    Se despertó agitada. No había conseguido descansar. El sueño había sido superficial y se había despertado varias veces durante la noche.
    
    Se levantó y fue al baño a orinar, y al terminar se miró al espejo preguntándose qué era lo que veía un adolescente de diecinueve años en una mujer madura de cincuenta. No cabía duda de que todo era producto de un exceso de testosterona. En esos momentos, no veía que el espejo fuese demasiado benévolo con ella. Estaba despeinada, con unas ojeras como resultado de no haber dormido bien y no creía que pudiese gustar ni atraer a nadie con esas pintas. Se limpió la cara con agua fría, se lavó los dientes, se metió en la ducha, se secó el pelo y después se vistió, a continuación desayunó con su marido, ordenó la cocina y por último decidió maquillarse, cuando era algo nunca había hecho antes para ir a trabajar.
    
    Fue Carlos quien le abrió la puerta. Sus padres ya se habían marchado a sus respectivos trabajos. Carlos la miró atraído por el nuevo look. Algo había cambiado en ella y en ese primer instante no acertó a saber qué era. Fue a los pocos segundos cuando cayó en la cuenta de que se había maquillado. Era la primera vez que la veía así. ¿Cómo podía cambiar tanto el aspecto de una ...
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