1. Adelante oprime, atrás estruja


    Fecha: 22/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... fueron inútiles. El miembro hizo, despacio pero sin pausa, su ingreso triunfal hasta que solo los huevos quedaron fuera. Asqueado, corté la reproducción cuando, el que sodomizaba, pedía que no le triturara la pija.
    
    Por supuesto no fui al hospital hasta el día que me llamaron para buscarla, pues le daban el alta. Habían pasado dos meses y, además de desfigurada, debía ayudarse para caminar de un andador o usar silla de ruedas. Hice la gestión para que la obra social proveyera ambas cosas y la trasladé.
    
    Para su atención contraté a una persona que entraba a las diez de la mañana, después de cocinar le daba de comer, la aseaba y, a las dieciocho se retiraba dejándola en cama.
    
    Mi actividad para con ella era nula, ni el saludo, ni siquiera un vaso de agua. Es así que algunos días al llegar, la empleada la encontraba con el pañal sucio de materia fecal y empapado por orina.
    
    Una tarde la persona encargada de su cuidado me avisó que Zulema quería hablar conmigo. Como ya estaba acostada fui a su habitación.
    
    - “Te escucho”.
    
    - “¿Nunca me vas a perdonar?”
    
    - “Perdonar qué”.
    
    - “La infidelidad”.
    
    - “La infidelidad o las múltiples y variadas infidelidades, mentiras abundantes, afecto y orgasmos fingidos, etc.”.
    
    - “Lo que sea”.
    
    - “Mi perdón carece de importancia. Vos, libremente, sin condicionamientos, elegiste seguir un camino paralelo y distinto al que teníamos acordado, asumiendo la responsabilidad y cargando con las consecuencias que ello suponía. Y se ...
    ... cumplió el dicho <De aquellos polvos estos lodos>”.
    
    - “¿Y vos no tuviste algo que ver con esto que nos pasó?”
    
    - “No, pero cuando identifiquen a quien lo hizo, le daré un abrazo y una suculenta compensación en agradecimiento por los servicios prestados. Una pregunta de puro curioso ¿Cuánto tardaste en plegarte a las insinuaciones de tus compañeros?”
    
    - “Un mes”.
    
    - “Más razón tengo entonces para alegrarme viéndote desfigurada, impedida, cagada y meada. Tendría que fotografiarte y enviarle la imagen a los que retozaban con vos”.
    
    - “Para vivir así prefiero morirme”.
    
    - “Hacé el esfuerzo, quizá tengas suerte. Yo ni para eso pienso ayudarte. Ya demasiado hago con pagar la persona que te cuida, solventar tus necesidades y aguantarte en casa”.
    
    Al día siguiente, aprovechando que la empleada había entrado al baño, salió en la silla de ruedas y, ubicándose en lo alto de rampa de acceso a la casa se dio impulso. Así atravesó la vereda, siendo embestida en la calle por un colectivo que pasaba. Murió instantáneamente.
    
    Tiempo después de su fallecimiento, en un rato libre de trabajo, estaba mirando una de las grabaciones incluidas en las tarjetas robadas, cuando Julia golpeó la puerta.
    
    - “¿Se puede?”
    
    - “Desde luego, adelante”.
    
    Tres pasos alcanzó a dar para detenerse mirándome fijamente, con una expresión seria y un dejo de preocupación.
    
    - “Me permitís acercarme?”
    
    Mi seña con la mano y afirmando con la cabeza, fue la respuesta. Vino a mi lado, se apoyó en el ...