1. Adelante oprime, atrás estruja


    Fecha: 22/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... bombacha.
    
    - “¿Qué pasó mi amor?”
    
    - “Me caí en el baño y el piso estaba algo mojado”.
    
    - “Gran suerte, si hubiera sido otra cosa ya estarías en el viaje sin retorno”.
    
    Mientras de levantaba con dificultad para sentarse en el sillón, cubrirse nuevamente, permaneciendo quieta y cabizbaja, me llegó la voz de Matías.
    
    - “David, estás desconocido”.
    
    - “Tenés razón, a veces la vida nos pone en encrucijadas de las cuales salimos distintos. A vos en cambio te veo como el amigo de siempre, salvo que me demuestres que debo ubicarte en el bando enemigo”.
    
    Mientras Sofía se arrimaba a Zulema preguntándole si se encontraba bien, yo seguí con mi despedida.
    
    - “Amigos, me voy porque me queda trabajo por hacer. Querida tratá de no caerte de nuevo y menos mojar prendas que luego hay que devolver. Sigan tranquilos la tarea, no vemos en otro momento, chau”.
    
    Regresé al estudio, tirándome abatido en el sillón grande y pidiendo un café cargado a Julia, mi secretaria. La pesadumbre aumentó cuando me puse a reflexionar sobre los sucesos recientes.
    
    La invitación de Claudia a ver qué hacían los tres ausentes, mientras teníamos esa conversación tan poco común, sonaba a suposición segura de que estaban enfrascados en algo más que una simple preparación del trabajo por hacer. Las miradas de complicidad parecían referirse al resultado del intento de seducción.
    
    Y por si eso fuera poco el estado en que mi esposa regresó a la reunión, eran datos en la misma dirección. Zulema ...
    ... tenía algo grave que ocultar y todo apuntaba a una infidelidad, sea en desarrollo, sea consumada.
    
    A partir de ese momento reduje a lo indispensable toda comunicación y suspendí cualquier muestra de afecto. Esa noche me acosté temprano, cambiando canales, hasta que llegó e hizo ademán de entrar a la cama.
    
    - “Qué estás por hacer?”
    
    - “Acostarme”.
    
    - “Tenés un olor que me provoca nauseas, andá a otra cama”.
    
    Julia, que había entrado a trabajar justo el año de mi casamiento, fue mi paño de lágrimas en ese tiempo de incertidumbre y sufrimiento hasta que los indicios se transformaron en evidencia. La tristeza, que día a día penetraba más, unida a la sensible ternura de esta joven intentando consolarme, nos acercó bastante.
    
    Decidido a cortar este proceso que a nada bueno conducía, decidí que lo iba a realizar en el mismo estudio, tratando de sorprenderlos en plena acción, y para ello elaboré un plan sencillo, efectivo y que no dejara rastros de su responsable.
    
    Lo usual, cuando decidía presenciar alguna actividad era que alguno de los que ya estaba dentro me abriera la puerta. Eso debía solucionar, de lo contrario la sorpresa sería imposible. Para ello una tarde aduje que necesitaba salir por media hora y, para no interrumpirlos, tomaría una llave que después devolvería. Así fue y, en ese lapso, hice una copia. Después compré una maza de cinco kilos, medio litro de ácido y una tonfa de las usadas por la policía.
    
    El ofrecimiento de Julia para ayudarme en todo lo que ...
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