Marta y Ariadna. Follar deliciosamente
Fecha: 08/06/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: quemiedo, Fuente: CuentoRelatos
... el petate de manera rápida. Tres nikis, un par de camisas, seis pares de calcetines, y los Klein de las grandes ocasiones, fuera para esta situación los gayumbos baratos de los chinos. Un par de zapatos, eso es todos.
Al llegar a la calle ya estaban allí, subidas con un Mercedes clase A blanco, en la mismísima acera. Acelerando el paso llegué hasta ellas, sentándome en la parte trasera, con el bolso al lado. En cualquier parada técnica lo pasaría al portaequipajes. La poli no descansa, son rápidos de bolígrafo en posesión de un boletín para multas gordas.
El viaje fue cómodo, sin incidentes parando para repostar, la meadilla y el café reconfortante. Llegamos al hotel, subiendo a la habitación. Era amplia, bastante más que mi imaginación imaginaba. En una esquina de la estancia, el catre para mis sueños, las señoritas optaron por hacer una cama como armario horizontal para sus vestidos, decidiendo dormir las dos en la otra.
Rápida ducha, entré al baño vestido y salí vestido, para evitar momentos sofocadores. En cuando termine de asearme y cambiarme, avisé con el dicho me las piro, espero abajo, hay una taberna justo al lado con muy buenas perspectivas. Ellas continuaban medio en déshabillé, probándose y quitándose ropas. Estaba en una situación palote total, era mejor desaparecer.
Sevilla es ciudad que conozco bien, ellas no tanto, fuimos paseando a distintos templos culinarios de las tapas para recuperar fuerzas. Todo era una fiesta para nosotros, con los ...
... chistes, comentarios, situaciones. Una tarde perfecta. Para recuperar fuerzas nos apalancamos en una terraza de la calle Betis, en Triana, estuvimos un tiempito largo, muy largo, hasta la noche, Llegado el momento decidimos levantar el culo e irnos para el centro histórico. Ellas estaban empeñabas en pasear y cenar por el barrio de Santa Cruz, paraíso de los guiris y el turismo nacional. Pues para allí, no quiero llevar la contraria.
Eran las cuatro la mañana y seguíamos rumbeando de bar en bar, en momentos me solía perder para que ellas fueran dando rienda suelta a sus instintos de la carne. Pasado un rato llamaban al móvil para preguntar dónde estaba, así transcurrió la noche, hasta que llegó el momento que decidimos que era hora de ir a dormir. Andando hasta el hotel, estaba relativamente cerca. Iba por delante como un explorador marcando el camino. Ellas detrás riéndose, metiéndose mano, besándose, mientras este modesto relator, contemplaba el azahar y disfrutaba de la magnífica noche.
Llegamos a la habitación adelantándose Ariadna, abrió la puerta, encendió una lámpara diminuta. En el momento entendí la declaración y proclamación de intimidad. Acercándome a mi rincón entré al baño para darme una ducha. Salí con una camiseta para introducirme en el sobre, léase cama. De mi boca un escueto con el mensaje de hasta mañanas, guapísimas, quedándome como un tronco al instante.
No sé que hora sería, pero algún ruidillo hizo a mi subconsciente reaccionar, despertándome ...