Marta y Ariadna. Follar deliciosamente
Fecha: 08/06/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: quemiedo, Fuente: CuentoRelatos
... remolonamente y a la vez en alerta.
Me consto algún segundo centrarme donde estaba y qué estaba haciendo. Por el amplio ventanal cerrado, con persiana tipo alicante, no estaba cerrada en su totalidad, por las ranuras entraba un destellante haz de luz radiante, hasta el fondo de la habitación.
Franja de luz, franja de sombra, recuerden la mítica escena de “Nueve semanas y media” con la Basinger pletórica. Al fondo vislumbraba en forma desdibujada el bulto de dos personas cubiertas con sábana blanca. En la nebulosa de luces y sombra distinguía la desnudez de Ariadna, desde su espalda y a perfección velazqueña de su buen dibujado culo, como Marta jugaba con el conejo de su amante con sus delgados y largos dedos, a modo de pianista virtuoso. La situación era brutal, mi chorra no estallaba de puro milagro.
Seguían revolcándose, dándose placer, suspiros enmudecidos, contenidas ganas de reventar al viento las ganas de placer total. La sábana, la blanca sábana, subía, bajaba en algunos instantes desaparecía del escenario. Marta llevaba un tanga de algodón negro delicado y sugerente, pero sin sujetador.
No veía con nitidez, en un movimiento la cara de Ariadna quedó mirando hacia mi lugar, entiendo que vería mi carita de sustito, la excitación de mis pupilas abiertas, observadora como una rapaz nocturna,
Levantándose la poderosa morenaza, vino sinuosamente, cimbreándose hasta mi posición. Cerré con fuerza los ojos, con temor y timidez innata, como un chiquillo asustado ...
... cuando lo descubren. Agarrando con delicadeza mi mano, sin decir una palabra, tiró de mí. Una vez de pie seguí sus pasos hasta su cama del otro extremo, con voz ronca susurró:
- Mira que te traigo, Marta, es para ti está noche- poniendo mi mano en la de Marta. Estiró con firmeza en un mensaje de conformidad entusiasmada.
Marta se incorporó, sentándome al borde de la cama, justamente enfrente mío. Ariadna acechaba, desde la penumbra en silencio total. Contemplaba la escena con aprobación totalmente mojada. Marta agarró mi bóxer, tirando de ellos para abajo, la picha salió de golpe irrefrenable, desafiante, poderosa y con altivez absoluta, su acción inconsciente, fue llevársela a su boca. Mamaba torpemente, sus caricias eran titubeantes, palpando toda mi genitalidad curiosamente. Ariadna incorporándose de la cama, con caricias y chupeteos continuados glotones. Me coloque cerca de Marta acariciando sus pechos duros, de gratísimo tacto, lamiendo sus pezones. Ahora si distinguía el color, rosa palo, de un tamaño grande, receptivos, despiertos, ultra sensibles por los respingos de la propietaria.
Quité con delicadeza su negro tanga, me puse a su lado, lubriqué tanto como pude su entrada al paraíso con toda la saliva que pude producir. Con un poco de dificultad logré introducir el rabo en su lubricado y chorreante sexo. Delicadamente, sin acrobacias, fui marcando el ritmo, según como respondía con movimientos o sus profundos besos.
Ariadna empezó acariciarme la espalda y ...