1. Mis odiosas hijastras (13)


    Fecha: 10/06/2025, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... después, recordando, supuse, cómo mi mano hurgaba en su orto cuando subíamos por la escalera.
    
    Se tiró sobre el sofá de tres cuerpos, como era su costumbre, en esa pose que me hacía pensar en una emperatriz egipcia. Por enésima vez la tenue luz de las velas y de la miserable claridad que entraba de afuera, recortaban su imagen de manera exquisita. Las caderas hacían una curva irreal y sus labios formaron una sonrisa de diabla. Estaba claro que me estaba provocando.
    
    —No estoy para jueguitos —dije, con determinación.
    
    —¿Jueguitos? —preguntó ella, haciéndose la tonta—. Si yo solo estoy acá recostada. Además…
    
    —Además, ¿qué? —pregunté.
    
    —Además, acá no podés hacer nada. Mirá si nos ven las chicas.
    
    Así que ese era su jueguito, pensé para mí. Pretendía provocarme, instándome a que hiciera algo con ella a pesar de que sus hermanas en cualquier momento podrían aparecerse.
    
    —Por el único motivo que estarías conmigo es para molestar a tu mamá. ¿Te pensás que no me doy cuenta de eso? —dije, recordando lo que Sami me había contado.
    
    Aunque sospechaba que también lo hacía para darle celos a Agos. Se suponía que el último acercamiento que había tenido con la mayor de las hermanas era algo que había quedado entre nosotros dos, totalmente ajeno a ese teje y maneje de los últimos días, pero Valu podría estar sospechando que había algo entre nosotros, y le encantaría ganarle a su hermana mayor en cualquier tipo de competencia. Aunque, pensándolo bien, ni siquiera yo tenía ...
    ... en claro qué era lo que había entre Agos y yo. Pero sea lo que fuera, no le gustaría saber que tuve algo con Valentina. Era muy probable que tuviera que decidirme por alguna de las dos, lo que no era poca cosa considerando que ya había estado con Sami.
    
    También me daba cuenta de que más allá de las maldades que esa adolescente tetona tuviera entre manos, tampoco era de madera. Siempre supuse que era una chica que vivía su sexualidad planamente, y el encierro de ese fin de semana, sumado a que el sexo y el erotismo siempre estaban sobrevolando sobre nosotros, la habrían de poner muy caliente, y el único hombre que había a mano para apaciguar esa calentura era yo.
    
    Pero ¿de verdad estaba tan entregada? En su habitación me la podía haber cogido, pero ahora no estaba tan seguro de eso. No me extrañaría que su objetivo fuera simplemente volverme loco para después dejarme con las ganas. O quizás exponerme frente Agos y Sami, quienes podían bajar en cualquier momento, y así hacer que cambiaran de opinión sobre mi persona, es decir, que pensaran que no era más que otro viejo verde. Era cierto, ahí no podía hacer nada. Debía esperar a la noche, para ir a visitarla, a ella o a Agos, o quizás a las dos. O a las tres…
    
    —¿Y? —preguntó Valentina—. ¿Desde cuándo a los hombres les importa los motivos que tenemos las mujeres para acostarnos con ustedes? Lo importante es que lo hagamos ¿no? —preguntó descaradamente.
    
    —En una circunstancia normal te daría la razón —admití—. Pero esto no ...
«1234...10»