1. Mis odiosas hijastras (13)


    Fecha: 10/06/2025, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... haciendo en ese momento.
    
    De repente detuve mis penetraciones. Había algo que necesitaba hacer además de cogérmela. Quería saborear de nuevo ese perfecto culo que tenía mi hijastra. Retiré la verga. Estaba bañada en flujos. No me molesté en guardarla en el pantalón. Me puse en cuclillas. Metí la cabeza adentro de la falda. Valu se inclinó un poco más. Vi cómo sus nalgas se separaban y dejaban ver la profunda raya de su orto. No esperé un segundo más y empecé a devorarlo. No sabía qué era más rico, si besar y mordisquear sus carnosas nalgas, o frotar mi lengua en su ano, con tanta intensidad que, por momentos, hasta la metía unos milímetros adentro del agujero.
    
    Cuando me quedé saciado me puse de pie. Apunté la verga de nuevo a su vagina. No creía que tuviera problemas en que se la metiera en el culo, pero dejaría eso para otro momento. Le di una nalgada y la penetré de nuevo. Agarré su cabello y tironeé de él, para que se hiciera hacia atrás. Mi torso quedó pegado a su espalda. Arrimé mis labios a su oído.
    
    —Ahora decime que no te gusta —dije, metiéndole la verga entera con violencia.
    
    No dijo nada. Se limitó a llevarse el dedo pulgar a la boca, y a empezar a chuparlo, como si fuera ...
    ... una nena de cuatro años. Pero claro, ella de nena no tenía nada, y mientras se chupaba el dedo yo me la seguía cogiendo de parado en el patio trasero de la casa.
    
    Estaba completamente ofuscado. Mi cabeza apenas tenía espacio para ocuparme de esa preciosa adolescente a la que por fin me estaba cogiendo, por lo que es natural que no me diera cuenta de lo que estaba pasando a mi alrededor.
    
    —¿Y…? ¿Están acá? —escuché decir a alguien.
    
    Levanté la vista, horrorizado. La que había hablado era Sami, que acababa de atravesar la puerta trasera de la casa. Se quedó atónita mirándonos.
    
    —Sí, están acá —dijo Agostina, que, para mi absoluta estupefacción, ya estaba en el patio trasero, a varios pasos de la puerta.
    
    Era evidente que había llegado antes que Sami. Pero ¿cuánto antes? ¿Me había visto mientras le chupaba el trasero a su hermana?
    
    —Tranquilos. Sigan nomás —dijo Agos, pero no se marchó, sino que se quedó ahí, de brazos cruzados, sin dejar de mirarnos a Valu y a mí, que en ese momento parecíamos estar pegados.
    
    Igual retiré mi verga. Pero apenas lo hice, el semen salió expulsado y cayó sobre el piso, muy cerca de mis dos hijastras que me miraban con incredulidad.
    
    Continuará... 
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