Mis odiosas hijastras (13)
Fecha: 10/06/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... tiene nada de normal.
—No pensaste eso cuando fuiste a mi cuarto —dijo ella.
—De hecho, sí lo pensé. Pero en ese momento no me importó. Había tomado la decisión de irme después de eso.
—¿Y ahora te importa? —Me preguntó, para luego responderse ella misma—. No te creo —dijo—. Lo único que te mantiene quietito ahí es el hecho de que pensás que me estoy burlando de vos. Que te estoy provocando para después decirte que no. No te importa que yo lo haga solo por despecho hacia mamá; ni tampoco te detiene el hecho de que las chicas puedan bajar. Si fuera por eso ya estarías encima de mí. Lo único que te contiene es que pensás que solo te estoy molestando para después negarme y dejarte con el pito duro.
—Ya no tengo ganas de estas estupideces. Voy a cocinar —dije, poniéndome de pie.
La pendeja me había sacado la ficha. Todo lo que había dicho había dado en el blanco, pero no le iba a dar el gusto de reconocerlo.
—¿Y si te digo que solo lo podés hacer ahora? —preguntó Valen, con voz susurrante.
—Qué cosa —pregunté.
—Cogerme —explicó ella—. Este es el único momento en el que lo quiero hacer. A la noche me voy a encerrar con llave —agregó, encogiéndose de hombros—. Si me quedo caliente usaré el consolador y listo.
Se puso boca abajo, exponiendo su tremendo culo. Apoyó el mentón en el apoyabrazos del sofá. Tenía un gesto de indiferencia. Se quedó quieta, como esperando a que yo simplemente actuara. Era como si sobre la mesa hubiera una bandeja llena de ...
... manjares, esperando a que yo los devorara. La tentación era impresionante.
—Quedate tranquila, no hace falta que pongas llave a la noche. No voy a volver a entrar a tu cuarto —aseguré.
No sé si mi envalentonamiento era producto de que acababa de tener un orgasmo, o de que esa pendeja me estaba haciendo enojar y no quería que se saliera con la suya. Pero la dejé ahí y me fui a la cocina. No iba a seguirle la corriente, y menos después de insinuar que podía reemplazarme fácilmente con un consolador.
Me preguntaba si alguna vez había sido rechazada de esa manera. Lo dudaba, mucho menos cuando ella misma había confirmado que dejaría que la coja. Quizás algún despistado podría no haber captado sus indirectas y por eso se había perdido la oportunidad de comerse ese caramelito, pero nadie que recibiera una propuesta tan directa como la que me acababa de hacer se negaría. Pero la mocosa debía aprender su lección.
Revisé en la heladera qué había para preparar, tratando de espantar la persistente imagen de Valu desparramada en el sofá, esperando, supuestamente, a que yo hiciera lo que quisiera con ella. Vi que quedaba un pedazo de carne picada. En el freezer había tapas de empanadas, así que con los condimentos que había por ahí podía hacer unas cuántas empanadas. Igual, alguna de las pendejas tendría que ayudarme, tampoco es que yo fuera su sirviente.
Me pregunté cómo estaría Valu. No pude evitar sentir temor. Si se había ofendido por mi rechazo quizás me la había ganado ...