El profe (capítulo 3)
Fecha: 13/06/2025,
Categorías:
Anal
Autor: Jcasf, Fuente: CuentoRelatos
Recién duchado, con el semblante alegre y vestido con ropa muy ligera, así me encontré cara a cara con mi exesposa. Claro que ella no sabía que también estaba con un par de mujeres más jóvenes bañándose juntas dentro del departamento. Mantuvo su inexpresiva cara y me habló:
— Hola Carlos, necesito recoger un poco de ropa de verano para Durance, dejamos aquí unas prendas embolsadas que mi madre le compró algo grandes. ¿puedo pasar a recogerlas?
— No, no puedes. Buenas tardes, Mercedes, te recuerdo que debes llamar antes de acercarte a esta propiedad, nuestras normas de conducta así lo estipulan, ni siquiera debemos mantener comunicación.
— ¿Crees que no lo sé? tampoco tengo interés en acercarme o comunicarme contigo, solo quiero esa ropa y me marcharé.
Sentía que me ardía el estómago, ya había puesto ese semblante de desprecio que tantas veces le había visto. Si alguien en este mundo me consideraba menos valioso que una cucaracha era ella. Quería cerrar la puerta y dar por concluido el asunto, pero preferí mantenerme como alguien racional.
—Bien, sé dónde están esas bolsas, aguarda aquí —le contesté, pegando la puerta y dirigiéndome a mi dormitorio e ingresando al baño, encontrándome a mis dos angelitas enjabonándose la una a la otra mientras que se susurraban algún chisme.
—Hasta que les avise no salgan del baño por favor, tenemos visita —dije en voz baja, sonriendo y pegando mis manos en forma de plegaria. Ambas se llevaron los dedos a la boca para hacer ...
... la típica señal de silencio, solo que luego de soplar se chuparon el dedo de forma sensual. Cielos con solo eso sentí mi falo volverse a despertar.
Cerré la puerta del baño, cerrando también la puerta de mi cuarto para amortiguar el sonido del agua cayendo. Sin embargo, al salir vi a mi ex en la sala, sentada cómodamente en el sillón y revisando la botella de Whisky que aún permanecía en el lugar.
—¿Conque ya estás en tus andadas no? —dijo, levantando la botella para que pudiese ver mejor su hallazgo.
—Te pedí claramente que no ingresaras —le contesté con sequedad— Y deja eso donde lo encontrarse.
Ella bajó la botella al piso, para luego levantar ambas manos vacías, como indicando que ya no tenía nada en ellas. Ingresé rápidamente con una bolsa al que alguna vez fue el cuarto de mi hija, tomé la ropa que aún conservaba de ella, y las prendas por las que me estaban visitando, para regresar inmediatamente. Logré ver que ella tenía su móvil en la mano, y acababa de tomar una foto a la botella en el piso junto a un hilo dental color negro, parte de la ropa de Daniela que, de seguro, pasé por alto en mi limpieza.
—¿Qué demonios se supone que haces? —dije casi gritando.
—¿Te vas a poner violento? —me dijo amenazándome— ¿has bebido no? —continuó— ¡Atrévete a hacer algo para terminar de enterrarte! ¡No podrás ni siquiera contratar zorras!
Me tenía contra las cuerdas, el carácter explosivo de ella era algo a lo que yo le tenía pánico. Aunque mi ex no tenía por qué ...