1. El profe (capítulo 3)


    Fecha: 13/06/2025, Categorías: Anal Autor: Jcasf, Fuente: CuentoRelatos

    ... apto, en lo físico prometí cuidarme un poco más, y en lo sexual quería compartir un vínculo especial. No necesariamente amoroso, pero si algo con Daniela para que ella pudiese decir «él me lo hizo». Entonces como revelación divina recordé a Angy en la pose de perrito, y en la confesión de Daniela de no haber tenido sexo anal hasta ahora. Me propuse como escalón en mi vida inaugurar ese ojete, ese sería mi objetivo para seguir adelante.
    
    El abrirle la colita a una mujer no es cosa de juego, si se quiere hacer, y hacerlo generando placer se debe de tener paciencia y los instrumentos necesarios, además de confianza, claro está.
    
    Recordé mi primera experiencia por ese camino, fue con una amiga con derechos, un pedazo de mujer, que no tenía la carita más bella, pero sí las nalgas más redonditas y paraditas (con excepción de Daniela) que yo recordaba. A ella le gustaba el grosor de mi verga, siempre me lo comentaba, la hacía sentirse “llena”. Quería que le abriera la colita, pero con nuestra poca experiencia, de meterle la cabeza no pasábamos. Solía ocurrir que ella se ponía tensa y yo me desesperaba por empujar, pues ver a un trasero ser partido a la mitad por la polla de uno lo incentiva como no se imaginan. Junto a ella descubrí los sex-shop y sus juguetes del placer, solo que llegó su momento y cada uno tomó su camino, aunque la recuerdo con cariño. Así que me levanté de mi cama, me estiré un poco y me puse un buzo completo, para poder ir, después de casi diez años, a un ...
    ... sex-shop.
    
    Como aún estaba un poco alcoholizado evité utilizar mi vehículo. La noche era relativamente fresca, así que salí caminando y tomé un bus rumbo al centro. La sensación era extraña, no podía esperar a ver qué novedades ofrecían las tiendas, comprar algunos juguetes e incentivar a Daniela a utilizarlos. Pero ¿y si se negaba a utilizarlos? ¿si no era su estilo? Eso me dejó pensando. Mi enana era definitivamente una mujer de mente abierta, traviesa y muy golosa, pero tampoco era que la conociese por completo. De cualquier forma, me daría el gusto de intentarlo. Como me propuse, abriría ese pequeño ojete, y haría que ella disfrutara el proceso. Quería que por sí sola pidiese ser taladrada, que lo gozase. Ese era mi objetivo.
    
    Pronto los centros comerciales y tiendas diversas se hicieron comunes, la zona estaba aún plagada de visitantes, caminé hacia una calle aledaña y me encontré con diversos letreros, algunos de neón, con el clásico SEX SHOP, junto a tatuajes y piercings. Estas tiendas no estaban simplemente a la vista, sino que se tenía que subir al segundo nivel del edificio para poder acceder a ellas.
    
    Escogí una y subí, pese a todo volví a sentir que acceder ahí estaba mal, un pensamiento tonto de no querer que a uno lo vean ingresando a ese tipo de lugares. Descarté esas ideas absurdas, era un adulto, un adulto fornicador y deseoso de adquirir juguetes para un oscuro y muy prieto propósito.
    
    —¡Bienvenido! — me dijo una chica casi gritando, era quien atendía ...
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