Mi harem familiar (6)
Fecha: 14/06/2025,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: WadeHolden, Fuente: CuentoRelatos
... al poco se fue de nuevo, pero esta segunda vez me arrastró con ella a ese rincón sagrado del placer, donde una hembra y un macho llegan cuando acaban juntos. Fue algo para recordar por muchos, muchísimos años. Nuestro primer 69 y había sido magistral.
Descansamos un poco y al rato, en vista que mi aparato ya se mostraba listo para la batalla, ella, sin pedir permiso ni necesitarlo, se encaramó en el potro, para domarlo. Era una amazona consumada. Allí mi Sugey, mi madrecita adorada, me demostró de que estaba hecha. La sentía desatada, deseosa de domarme, de sacar de mí todo lo que ella tanto necesitaba, pero también de darme lo que yo ansiaba. Durante no sé cuantos minutos cabalgó el potro hasta que explotó en un escandaloso orgasmo. No era de esas mujeres que gritaban y gemían como actrices porno, no. Era silenciosa, pero sus gemidos eran intensos, de bajos decibeles pero de mucha temperatura, si se puede decir así. Yo seguía sin llegar, entonces se puso ella misma en cuatro y la penetré desde atrás con ímpetu, porque me tenía encendido. Le di duro, con amor, pero con ganas, hasta que volvió a orgasmar, si eso se puede decir así. Creo que la palabra no existe en la lengua castellana, pero ustedes, mis respetados lectores, entienden de que se trata. Esta vez, algo más intensamente, más largo el efecto. Cuando se recuperó, la puse abajo, boca arriba y entonces la penetré de misionero para ver si lograba mi salida. Así nos dimos placer, ya más en plan de hacer el amor que ...
... de follar, hasta que eyaculé copiosamente. Ella, sin embargo, me ordeñaba hábilmente, hasta que entonces explotó nuevamente. Fue algo celestial. Ni siquiera con mi linda hermanita había sentido tanto y durante tanto tiempo. Parece ser que había valido la pena todo el tiempo invertido en enamorarla, que había valido la pena inclusive lo que nos había sucedido el día anterior. Todo había valido la pena porque el premio era mejor que el gordo de la lotería. Hacer el amor con mi linda madrecita no tenía precio, era imposible tasarlo.
Y así empezó nuestra nueva vida. Ella mi madre, yo su hijo, pero en la intimidad, los amantes más felices. Y empecé a conocer a esa maravillosa mujer, que aunque evidentemente tenía un lado oscuro, me fascinaba. Era una hembra por todo el cañón. Y ahora yo era su macho.
Ese día no salimos del apartamento sino a comer algo rápido, unas hamburguesas en la esquina y de regreso. En la noche, igual. Al día siguiente, estábamos casi desollados en nuestras partes íntimas, pero la felicidad era plena. Una de las cosas más impresionantes fue cuando me ofrendó su super especial y delicioso culito. Nunca había disfrutado de algo igual y me dijo que solo se lo había permitido a mi padre, que ocasionalmente, tal vez una vez al mes, lo disfrutaba y ahora era para mí. Nadie más había tenido acceso a esa pieza tan maravillosa de su arsenal sexual, ni lo tendría jamás. Penetrar ese gentil agujerito y sentirlo apretado, sabroso, agradable y además viendo cómo sus ...