1. Mi tía milf


    Fecha: 15/06/2025, Categorías: Incesto Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos

    ... masajes circulares y presiones constantes, tratando al mismo tiempo de relajar aquellos sublimes y grandes músculos.
    
    Y ella disfrutaba, seguro que lo hacía, podía escucharlo en su respiración, soltando uno que otro sutil gemido que me corroboraba el placer que le hacía sentir mis manos sobre su exuberante cuerpo.
    
    Con la mirada partida
    
    Pero entonces mi suerte terminó, ese momento temido llagaba, y mi tía me cerraba el telón subiendo de nueva cuenta su bata, agradeciéndome las atenciones e insinuando con todas las señales que aquel espectáculo había terminado, para que me largara de una buena vez.
    
    Quizá no había llegado tan lejos como me hubiera gustado, pero con esa señora no había oportunidad para nada más, sin duda había corrido con mucha suerte, nunca me habría imaginado llegar tan lejos. Llegar hasta tocarle el trasero no era para menos.
    
    En fin, contento con lo conseguido, largaba de regreso con mi falo inflamado como nunca, levantándose bajo mis deportivos cual bate de madera, cuando al salir escuchaba a mi tía pedirme de favor cerrase la puerta. Teniendo claro que no había más oportunidad, acerté y obedecí.
    
    Al salir y asegurar la puerta tras de mí en el marco de la puerta, me alejé un par de pasos, bien servido y orgulloso de mi triunfo, pero entonces algo me hizo detener. No lo sé, me pareció escuchar a mi tía decirme algo, casi como un susurro, aunque no estaba seguro de que me hablase a mí.
    
    Por instinto o mejor dicho, por pura calentura, me ...
    ... detuve. Simplemente no quería que terminara, quería seguir aunque fuese imaginándome el cuerpo perfecto de la tía que tan excitado me había dejado. Enseguida me di media vuelta de regreso a paso lento, haciendo absoluto silencio hasta los confines de la cerradura que yo mismo había afianzado con seguro puesto, intentando escuchar si mi tía repetía lo dicho o solo corroborar mi locura.
    
    De pronto escuché un pequeño lamento. En un principio creí que se estaría quejando al levantarse de la cama, quizá aún adolorida por la caída, pero enseguida lo escuché de nuevo, más bien se semejaba más a un sutil gemido de placer.
    
    No quise suponer nada pero mi corazón me reventaba en el pecho como nunca, mientras luchaba por contener el aliento que se me escapaba como alma en pena y mis piernas que no dejaban de sacudirme. Cuando se escuchaba otro gemido, y allí, otro más, haciéndome explotar de ansiedad.
    
    Totalmente incrédulo escuchaba atentamente los sensuales y eróticos gemidos de mi tía al otro lado de la puerta a quien seguramente le habría dejado tan caliente el masaje, que ahora mismo se estaría tocando aquel delicioso cuerpo en el que pocos minutos antes le había pasado mis manos, sobre sus esculturales y perfectas curvas, habiéndole manoseado con descaro su tersa piel desnuda, de la cual aún sentía su textura haciéndome cosquillas en las palmas de mis manos.
    
    En ese momento, escuchando los excitantes sonidos de placer que expresaba sensualmente, me bajé mis pantalones haciendo ...
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