Un día gris, en brazos de mi hermano
Fecha: 26/06/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos
... besarnos salimos de la bañera y sin yo mencionarle nada me cogió en brazos y salimos de baño, los dos mojados con dirección a la habitación más cercana que era la mía, apoyando una rodilla en el colchón y dejándome con delicadeza en la cama, me fue abriendo las piernas con sus besos entre mis piernas, mordiéndome suavemente el interior de mis muslos así como mis labios y mi clítoris, sentía como iba conquistando todo mi cuerpo, cada centímetro del él, vientre, pechos, brazos, axilas, hombros, cuello, orejas, ojos, todo era suyo, todas las batallas las iba ganando y yo no me podía resistir a ellas, todo lo contrario, me llenaba de alegría cada centímetro de mi piel ganado, los escalofríos se agolpaban sobre mi cuerpo queriendo salir todos a la vez, la habitación envuelta en mis gemidos, en los suyos cuando su pene entro tan al fondo en mi vagina que no pude más que arquear mi cuerpo, inhalando una bocanada enorme de aire nada más sentirla entrar, era una delicia tenerla tan dentro de mí, era tan placentero para los dos que Luis no quería sacarla y empujaba cada vez más y más su pene dentro de mi vagina, nuestros gemidos se multiplicaban, se entrelazaban al igual que nuestras lenguas que no paraban de humedecerse la una contra la otra, gemidos ahogados en nuestro placer, en un clímax jamás sentido por mí, cuya explosión máxima la notaba cercana.
Luis empujaba apoyándose con las rodillas en la cama, con cada penetración cada vez más brusca y más profunda me iba subiendo ...
... hacia arriba hasta llegar a dar con la cabeza en el cabecero de la cama, el edredón entre mis manos aferrándome a él con fuerza con mis dedos, una y otra vez sentía como me penetraba como entraba dentro de mí, notaba como su pene se deslizaba tan suave en mi interior, como me iba llenando entera, que un ardor maravilloso nació de mi vientre atravesando todo mi cuerpo, paralizándome por completo, ya ni los gemidos era capaz de emitir, solo el silencio roto por el sonido de nuestra piel golpeando la una con la otra, roto por el sonido acuoso de su pene penetrando en mi vagina, el silencio roto cuando mis muslos empezaron a tener espasmos y un grito de placer lleno la habitación, un grito emitido de los más profundo de mi estómago, atravesando puertas y ventanas, mi vagina se llenaba de líquido, su pene nadaba en la abundancia de un orgasmo que no tenía fin, entrando y saliendo de mi vagina con rapidez y con fuerza, dejando escapar pequeños chorros de mi orgasmo.
Cada vez más fuerte y más rápido, Luis empezó a gemir cada vez más alto, mis piernas abiertas recibían una y otra vez sus embestidas con la lanza que tenía entre sus piernas haciéndome olvidar a mi novio, de su mujer, haciéndome olvidar que era mi querido hermano pequeño, pero en esos momentos solo estábamos él y yo, disfrutando de nuestra pasión, los dos gimiendo, gritando, abrazándonos y acariciando nuestros cuerpos desnudos, mojados y sudorosos, hasta que un gemido fuerte con algunas penetraciones profundas, muy ...