En la zona de confort
Fecha: 02/07/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos
... hubiese querido ayudar de algún modo a su amiga, pero no quería delatarse.
—¿Qué puedo hacer, Natalia?
—Nada, —dijo abatida. —Sólo te agradezco que estés aquí. No sabes lo humillante que es para mí todo esto.
—Para algo están las amigas, —respondió con una desfachatez que no tenía parangón.
—Menos mal que te tengo. Eres una buena amiga. Tengo que irme, —dijo por último. Le dio un beso y abandonó su casa agradeciendo tenerla como amiga, si bien, Teresa pensó que, teniendo amigas como ella, ¿quién necesitaba enemigos?
—He hablado con Oscar, —dijo Santi cuando entró en casa y a Teresa le dio un vuelco el corazón. Sus ojos se abrieron como platos sin poder articular palabra. —Se han separado, —dijo tras hacer una pausa.
Teresa enmudeció. No sabía qué decir, ni cómo gestionar la situación. Se le habían abierto muchos flancos a la vez en muy poco tiempo. Desconocía también lo que le había contado Oscar ni cuáles eran las líneas rojas que no debía franquear.
—¿No has hablado con Natalia? —preguntó Santi.
—Sí, —respondió tomando conciencia de que la situación la estaba desbordando. Dijera lo que dijera estaba en una encrucijada, la de seguir interpretando su papel de actriz o tener la gallardía de decir la verdad, algo que no le apetecía en absoluto después de haberse aferrado a su zona de confort durante tanto tiempo.
—¿Qué te ha dicho Oscar? —quiso saber.
—Hemos hablado por teléfono. No me ha dicho gran cosa. Sólo que se han separado. Ha dicho que ya ...
... me lo explicará con más detalle en persona, —comentó, mientras el corazón de Teresa pretendía salírsele del pecho. —¿Qué te ha dicho Natalia? —le preguntó Santi.
—Tampoco sabe gran cosa. Sólo que necesita tiempo.
—El otro día todo parecía normal. ¿Notaste tú algo fuera de lo normal?
Teresa sí que sabía lo que notó y cómo lo notó, pero su cabeza deambulaba por otros derroteros. Ella tampoco era sabedora de que los planes que deambulaban por la cabeza de Oscar en esos momentos iban más allá.
Sábado.
El sábado por la tarde Oscar visitó a sus hijos como había prometido y después de jugar con ellos, Natalia los mandó a la habitación.
—Quiero que hablemos, —le pidió en modo imperativo.
—Ya está todo hablado Natalia. He tomado una decisión.
—Me parece bien que la tomes, y si es lo que quieres no puedo hacer nada para impedírtelo, pero merezco una explicación, ¿no crees?
—¿No puedes entender que ya no sienta nada?
—No, —dijo con rotundidad y levantando un poco el tono de la voz. —Eso no ocurre de la noche a la mañana. Eso se va viendo venir poco a poco, y dos discusiones sin importancia que hemos tenido en los últimos días no son un motivo para este dictamen.
—¿Prefieres que te diga que ya no te quiero?
—Supongo que tengo que hacerme a la idea de que es así, lo cual me demuestra que eres un cínico hijo de puta. Delante de nuestros amigos les haces ver que me quieres con tus muestras de afecto. ¿Qué pretendes demostrar pues? Últimamente no me has ...