Vacaciones en ibiza
Fecha: 06/11/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... tabaco y tomar un café. Se puso sus bermudas, cogió las chanclas, y entonces se acercó a mi y me dijo al oído que jugase a excitar al chico de enfrente, hasta ver donde era capaz de llegar…
Yo le dije que no me apetecía nada, y menos estando yo sola.
Se levantó y se alejó por la orilla del mar camino del chiringuito.
Como tenía calor, me levanté y fui a darme un baño al agua, y estuve unos minutos refrescándome. Cuando salí del agua para ir a mi toalla, pasé al lado del chico, y no pude evitar mirarle de nuevo. Estaba boca abajo, y tenía una buena figura. Espalda ancha y fuerte, piernas largas y un buen culo moreno.
Me tumbe en mi toalla, boca arriba y apoyada en los codos, mirando nuevamente hacia la orilla, cuando, al cabo de tres o cuatro minutos, el chico levantó nuevamente la vista y clavó su mirada en mi, y me regaló una nueva sonrisa. Me había pillado con las piernas un poco abiertas y mi piel mojada del mar, por lo que su vista pasó de mis ojos directamente a mis piernas, y lo que había en medio de ellas.
Yo no sabía que hacer, pues no quería que pensase que me cortaba ante su mirada, y quería parecer lo más natural posible, así que nuevamente le devolví la sonrisa y permanecí como estaba.
Entonces me acordé de lo que me había dicho mi marido, y la idea de provocarle me excitó. Así que muy lentamente fui abriendo un poco más mis piernas, para ver que sucedía.
El me miraba con el rabillo del ojo, se lo noté, así que eso me animó un poco más, y ...
... comenzó a abrir y cerrar muy lentamente mis piernas, de forma casi imperceptible, pero la verdad es que cada vez las iba abriendo un poco más.
Mientras tanto el seguía mirando de reojo, y de vez en cuando directamente, hasta que se incorporó y se tumbó de medio lado, sobre un costado, mirando de frente a mi, y ofreciéndome a mi vista, además de su cara, y su cuerpo moreno, su aparato, que estaba bastante grande ya.
Ya sin apenas rubor, empezó a mirarme y sonreírme de forma descarada, mientras que de vez en cuando se pasaba los dedos por su polla, que cada vez estaba más tiesa, moviéndosela de un lado a otro.
Entonces yo, divertida por el juego, le devolvía las sonrisas, y empecé a mirarle fijamente a los ojos, y también a su hermosa polla, y con una mano comencé a sacudirme la arena de mis piernas, medio acariciándomelas, y luego de mis muslos, y después de mi coñito. Muy despacio y suavemente. No se sabría decir si me estaba quitando la arena o acariciándome.
Aquello le debió de excitar mucho, porque su polla se puso a cien. Estaba enorme, y su capullo parecía que iba a explotar.
Entonces el, con una mano se tomó su polla, y la movió apuntando hacia mi, mientras que me miraba fijamente, y pasaba su lengua por sus labios, de un lado a otro, como queriendo decirme que le gustaría que se la chupase.
Yo no supe que hacer. Por un lado pensaba que la situación estaba yendo demasiado lejos, pero por otro lado el juego me divertía y excitaba mucho.
Me dejé llevar ...