- 
        
El nuevo curso (II)
Fecha: 19/07/2025, Categorías: Gays Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos
... entrepierna más que generosa. No sabía qué se pondría Enrique, pero por lo que había ido captando de él sabía que no era demasiado amigo de arreglarse en exceso salvo en ocasiones especiales. Recogió ambas toallas, la suya de color verde y la gris que había prestado, y doblándolas descuidadamente las echó en el cesto para ropa sucia que tenía en la minúscula galería adosada a la cocina. El baño estaba hecho un desastre, por lo que se apoderó de un cubo, un par de trapos y la fregona y se dispuso a poner orden. Abrió primero la estrecha ventana blanca que había sobre el retrete para permitir que el vapor restante se disipase pues el cuarto seguía guardando un desafortunado parecido con una sauna. En cuanto el aire frío del exterior disipó parte del calor hizo frente al agua derramada por el suelo que recogió con la fregona. Muy decidido a dejarlo todo perfecto cuanto antes se arremangó la camiseta y se encaró con las manchas de agua que había dejado la súbita condensación del vapor en el espejo. Se disponía a empezar a limpiar el amplio cristal cuando sus ojos repararon en el par de condones y su envoltorio amarillo chillón. Una cierta angustia se le instaló en el estómago mientras cogía las dos gomas y jugaba con ellos entre los dedos. Lo cierto es que les había dejado en el estante por mero hábito, al mudarse de piso e instalar todas sus cosas de aseo en el baño había lanzado los dos condones al estante sin plantearse que ya no tenía motivos para hacerlo, y esa ...
... misma cotidianeidad le había permitido ignorar su presencia hasta que Enrique se lo hizo notar. Por costumbre revisó la fecha de caducidad. No habían expirado aún, pero no tenía ningún deseo de conservarles. No invocaban más que malos recuerdos. En un nuevo arranque de energía se encaminó con largas zancadas hasta la cocina y tiró ambos condones a la basura. Volvió al cuarto de baño y tras echar un chorro de alcohol en el trapo limpió las marcas del espejo hasta que estuvo reluciente y brillante. Al fijarse en la mampara de la ducha soltó un suspiro de frustración y trapo en ristre frotó a conciencia cada centímetro del cristal que cerraba el cubículo. Consultó la hora en el teléfono. Pasaban de las once y diez de la mañana. Rápido como una centella fue nuevamente a la cocina, impoluta, y a toda prisa recabó dos tazas de un tamaño aceptable, dos pequeños platos, cucharillas, azúcar y sacarina. Dando gracias por tener todo eso puso la mesa con cierto buen gusto y nervioso jugueteó con la cafetera. No sabía si tomaba café y no quería hacerle para tener que tirarle. Volviendo a mirar la hora en el teléfono empezó a inquietarse. Ya hacía casi media hora que se había ido. Para cambiarse de ropa y volver no era necesario tanto tiempo. Una sensación de familiar amargura trepó por sus entrañas mientras se sentaba a la mesa. Posiblemente desayunaría solo. Aunque era algo que debería haber previsto no pudo evitar maldecirse a sí mismo por repetir el mismo error. Apretó los puños ...