Te entregaste, gozaste y seguiste. Así te fue
Fecha: 24/07/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... tomé un taxi hasta las cercanías de mi casa, donde agarré lo poco que necesitaba y salí rumbo a la terminal para cumplir el encargo del finado.
Parece que el espectáculo macabro fue encontrado por los dos previstos visitantes que, al no recibir respuesta al timbre o a las llamadas telefónicas, decidieron entrar, alertando luego a la policía.
Como marido despechado fui el principal sospechoso y, por supuesto, me comí veinte días preso hasta que no tuvieron más remedio que soltarme por falta de mérito.
Ayer lunes quedé libre y hoy martes mi regreso a la oficina lo hice con cierta inquietud; había estado detenido veinte días sospechado de asesinato, y la infidelidad de mi mujer, antes solo conocida en mi ámbito laboral, había sido difundida ampliamente por los medios de comunicación.
La reunión con el nuevo jefe fue tranquila, reconocí que mi detención había sido razonable pues era el directamente afectado por la conducta de mi esposa, además ser el único beneficiario en caso de fallecimiento, algo nada despreciable pues su patrimonio superaba en mucho al mío. Le conté que Leonor estaba ahora en una clínica psiquiátrica y que, según la evolución de su salud, resolvería sobre el futuro de la relación.
La acogida de mis compañeros fue variada pero con un denominador común; en general pensaban que yo era el ejecutor del castigo a los amantes. Los amigos de Juan me saludaron desde lejos y fríamente, mientras que el resto osciló, entre los que me dieron la mano ...
... sonriendo, y otros manteniendo el abrazo. Caso aparte fue uno que había compartido mi condición de cornudo, pues mientras prolongaba el gesto afectuoso me dijo al oído “Gracias hermano, tengo unas imágenes que me mandó un policía amigo, pienso que te van a ser útiles, ahora te las reenvío”.
En seguida que sonó el aviso de entrada, abrí. Ahí estaban tres fotografías del muerto y su pareja; en la toma desde la izquierda la cabeza de mi mujer con el pelo volcado no permitía ver ninguna de las caras; el enfoque desde arriba ofrecía una vista perfecta de las facciones del extinto, apenas las de mi mujer, pero muy bien toda la parte posterior de su cuerpo; la toma desde la derecha mostraba las facciones contraídas y ojos cerrados de la mujer junto a la cara cenicienta del amante. Volviendo a la que mostraba el cuerpo entero de la hembra, dos manchas oscuras atrajeron mi atención y al ampliar viendo lo que había, guardé el aparato en el bolsillo y fui hasta el escritorio de uno de los ejecutores del frío recibimiento y de la carcajada en la casa de Juan cuando me disculpé con Leonor por haber visto mal.
- “Hola Horacio, podré ocupar dos minutos de tu tiempo? Quisiera mostrarles a Julio y a vos algo que me llegó. Podrá ser?”
- “Sí, ningún problema. Julio, vení un minuto por favor”.
- “Se acuerdan del último día en la casa de Juan cuando ustedes se rieron de mi tonta equivocación, y el jefe dijo que seguramente debía haberse golpeado contra la punta de algún mueble?”
- “Por ...