La mamá de Joaquín, Cap 5
Fecha: 25/07/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... hasta los tobillos.
—Creo que no le alcanzaría con duplicarme el sueldo. Yo valgo más. Ya verá. —dije. Él rió, divertido.
Acaricié sus testículos con mis dedos, con mucha ternura. Eran pequeños y desiguales, y en el vello había muchas canas. Lo miré a los ojos. Quería ver su expresión cuando diera el siguiente paso. El doctor Ceballes me acarició el pelo, y su rostro expresó, por adelantado, el placer que esperaba recibir.
Entonces cerré mi mano sobre los testículos.
Se sintió blando. No los apreté con mucha fuerza, pero inmediatamente, el doctor Ceballes se retorció de dolor. Sus rodillas se cerraron, sus manos, instintivamente cubrieron su entrepierna. Cayó al piso y largó un gemido de dolor. Se notaba que hizo un esfuerzo inmenso para no gritar.
—Nunca sería su puta. — dije —. Ni aunque me pague un millón de dólares. Y si me vuelve a molestar lo acuso con el doctor Mariano, le pongo una denuncia, y le digo a su esposa las porquerías que hace. Le juro que se va a arrepentir.
Lo dejé en el piso, gimiendo de dolor.
Cuando salí de su oficina, me encontré con el Dr. Aristimuño, quien acababa de despedir a su cliente.
—¿Pasó algo? —Preguntó.
Supongo que me notó alterada, o quizá escuchó el gemido de su colega.
—Pasa que no soy ninguna puta, y lo que le dije al idiota de su colega, también va para usted. Vaya y pregúntele.
Lo dejé con la boca abierta y me fui a mi casa.
Nunca me había sentido tan fuerte como en ese momento. Ni siquiera la ...
... posibilidad de perder el trabajo nublaba mi buen humor.
Pero cuando llegué a casa noté que Joaco estaba mal. Se lo veía muy serio. Hasta asustado.
—¿Le pasó algo a tu papá? —fue la primera pregunta que me vino a la cabeza.
—No, nada que ver.
—¿Entonces?
—¿Te acordás de Pitu?
¿Y cómo me iba a olvidar de él? Pensé para mí.
—¿Tu compañero? Sí, claro que me acuerdo.
—Está en el hospital. — me dijo Joaquín.
Sentí que en mi cabeza, todo empezaba a dar vueltas.
Joaquín
El ambiente en la escuela se sentía muy tenso. Y el miércoles, cuando los del turno tarde tenían la clase de educación física, la cosa parecía grave.
Era recreo. Yo estaba en el corredor al lado del aula, con Agustina, y con Romina y Débora, sus amigas. Habíamos sacado unas cuantas sillas para charlar. Los demás estaban a unos metros. Todo tercera tercera estaba reunido. E incluso algunos de tercera segunda y tercera primera. Salvo Pitu, claro.
Me había enterado de que desde hacía varios días estaba en su casa, y me sentí aliviado por eso. Recordé lo preocupada que se había sentido mamá cuando se enteró de lo que le había pasado, y me dio gracia recordar que hasta hacía solo unos meses lo había cagado a pedos por golpearme. Pero su actitud, en definitiva, no era muy diferente a la mía. Yo lo había sentido como un enemigo desde el primer momento. Agresivo, mal hablado, desprolijo, altanero. Todo lo contrario a mí. Pero ahora nos llevábamos bien. o como diría él: Está todo bien con el ...