Bien negociado (Cena de aniversario 2): Parte 1
Fecha: 30/07/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: ElenaRmz, Fuente: CuentoRelatos
... dispuse a desabrochar los botones de mi blusa. La brecha de piel expuesta en mi pecho se ensanchó cuando mi camisa se abrió con el avance de mis dedos hacia abajo, llegando finalmente a la cintura de mi falda. Dejando las mitades de mi camisa colgando separadas, exponiendo los bordes de encaje de las copas de mi sostén, giré mis dedos hacia mi espalda y desabroché el corchete y la cremallera de mi falda. Sus cierres se soltaron, la prenda se deslizó libremente desde mis caderas y se amontonó en el suelo alrededor de mis pies. Me quité la falda aplastada, me incliné, la recogí del suelo y la doblé cuidadosamente sobre el respaldo de mi silla.
Todos los ojos en la habitación se enfocaron vorazmente en la última barrera de tela que protegía mi piel. Desabroché los últimos botones de mi blusa y la tela se despegó de mi piel, revelando mi cuerpo solo cubierto en las áreas más cruciales. Me quité la blusa, doblé la blusa sobre la silla con la falda y me volví para mirar a mis invitados.
Dos pares de ojos estaban clavados en mis pechos, ocultos por un fino encaje estampado. Me arrodillé para recoger la bandeja, luego me volví y me dirigí a la cocina. Mientras caminaba, la parte de atrás de mi tanga se metió ...
... entre mis nalgas perdiéndose dentro de mi redondo culo. Serví las bebidas y volví.
A mi regreso, descubrí que Lázaro se había unido a Raúl en el sofá dejando un hueco al centro y le dio una palmadita al lugar abierto mientras me acercaba. Dejé la bandeja sobre la mesa y me incliné para sentarme en medio de ellos, sintiendo algunos roces de sus dedos en mi espalda y trasero mientras bajaba. Cada uno se estiró para tomar su propia bebida de la mesa esta vez, Raúl pasó su brazo alrededor de mi hombro.
Los hombres volvieron a su sosa conversación, pero sus ojos estaban pegados al ascenso y descenso de redondos senos. La muñeca Raúl se posó en el borde de mi hombro, sus largos dedos colgaban para jugar casualmente con el delicado lazo donde se la correa y la copa de mi sostén. Mientras la habitación se volvía silenciosa y el estado de ánimo del grupo se volvía inquieto.
L: "Así que ya está nos va ir con madre con el puesto", metió la mano en el bolsillo y saco fajo de billetes como el Raúl, "así que por que no aceptas algo más para quítate el sostén y danos un vistazo a esas tetas - ofreciéndome cinco billetes.
Y: "Pero, si me quitara el sostén, no tendría dónde poner mi dinero..." bromeé nerviosa.