En familia con Paty
Fecha: 18/08/2025,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... lengua.
“¡Nunca me lo habían hecho! ¡Que linda eres, nadie me lo haría así de rico!” Me dijo, pero en eso Paty que oyó gritó:
“¡Claro que te lo haríamos las que te queremos, nos da placer! Pero tú no das tiempo, solo Silvia logró detenerte para su placer.”
“¡Y el mío! ¡Qué amiga tan rete linda tienes!” dijo Salvador.
“¡Sí es muy linda, le he aprendido muchas cosas, no te imaginas cuantas!” completó Paty, pero distrayéndose de lo que hacían, pero cayó y de repente comenzó, como ya yo sabía lo hacía cada vez que le venía su orgasmo, a decir cosas y subir el tono al irle llegando su clímax.
“Rico, ¿verdad? ¿Satisfecho Alfredo?” Preguntó Salvador. “¡Que rica es mi hermanita! ¡Bien buena que está, bonita y exquisita cogiéndotela!” Le completó.
Alfredo, todo agotado, solo le respondió “¡Que buenas son estas dos! ¡Tu hermanita es una experta y Silvia una maravilla! Uno se viene solo de verlas y admirarlas. ¡Hacen todo con mucho gusto, todo el tiempo sonriendo y dando ánimos! ¡De veras! ¡Que buenas están las dos!”
“Descansen y al rato vemos si aún pueden otra, ‘para el camino’,” Comentó Paty.
Nos tomamos otra cubita con lo poco que sobraba de bebida y decidimos llevar a Alfredo a su hotel. Fuimos los cuatro, el plan era llevarlo en mi coche, regresar a casa de Paty dejarlos a ellos dos y yo seguirme, sola, a mi casa. Mañana tendríamos que ir a trabajar.
“¿Por qué no te quedas tú en el hotel, Salvador? ¿y me dan chance de que Alfredo se quede a pasar la ...
... noche conmigo? ¿No les importaría? ¿Silvita linda y Salvador?” Nos preguntó Paty. Estuvimos de acuerdo, lo malo es que el equipaje de Alfredo era el que estaba en su habitación del hotel y Salvador tendría que regresar por la casa de Paty a recoger el suyo, o asearse y cambiarse allá.
“¡Váyanse! Ya mañana veremos cómo le hacemos, dormiré en calzones y ya.” Dijo el hermano de Paty, y lo dejamos.
En la mañana, Paty llegó a trabajar más tarde que de costumbre, y no muy bien arreglada, su costumbre era de siempre presentarse muy bien.
“¿Estuvo fuerte la paliza?” Le preguntó una de las chicas.
“¡Casi, casi, parece que me pasó una aplanadora por encima!” fue la respuesta de Paty.
“¿Bebiste demasiado?” le preguntó otra, delante de todas.
“¡No, yo no bebo! ¡Y no se imaginen lo peor!” Fue a su escritorio, iba notoriamente muy contrariada y ya no contestaba. Hizo su trabajo correctamente y le propuse se retirara a descansar, ya casi era la hora en que acostumbramos terminar el día. Empacó sus cosas y al despedirse de mí me contó a la carrera que anoche, al regresar a su casa Alfredo la abrazo todavía en la calle, le levantó la falda, le bajó los chones y se dedicó a darle una de las mejores lengüeteadas, sin importarle si alguien los viera al pasar, claro, a esa hora muy poca gente pasa por su calle. Subieron y se recostaron en el sofá de la entrada. Ahí amanecieron. Despertaron porque Salvador les llamó recordándole de la cita que tenían esa mañana. Se morían de frio y ...