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Cuatro me aman, y las cuatro son ajenas
Fecha: 29/08/2025, Categorías: Incesto Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... película, pasatiempo aceptado por Lucrecia y yo. Julio prefería ver un partido en la cama, mientras que Melisa y Cristina salían con sus novios. La madre adujo sentir algo de frío en las piernas por lo cual trajo una manta liviana para cubrirnos. En eso estábamos cuando sonó el celular de mi sobrina. - “Es papá”. - “¿Tu papá?”. - “Sí mamá, porque además de cómodo es vivo, no te llama a vos porque sabe que le vas a contestar como para él, dice que comió demasiado y quiere un té de boldo”. Todo el diálogo se desarrolló mientras mi cuñada bajaba su falda y cerraba las piernas en tanto mi sobrina levantaba la manta para ir a la cocina. Apenas Lucrecia salió de la sala de estar, Gabriela se levantó como impulsada por un resorte tirando la manta al piso, se arrodilló en el sofá, recogió el ruedo del vestido en la cintura y, poniendo los hombros en el apoyabrazos volvió su cara hacia mí. - “Por favor, dámela con fuerza, tus caricias me han hecho hervir y hace días que no lo hacemos; rápido que hay poco tiempo”. Mientras bajaba el cierre del pantalón me arrimé a su cara para darle un rápido beso húmedo y decirle al oído. - “Sí querida mía, ahora la vas a tener íntegra”. Era tal la calentura de mi cuñada que unas cuantas entradas lentas, terminadas con un golpe seco, desencadenaron su orgasmo, que yo disfruté quieto, manteniendo profunda la penetración pero aflojando mis esfínteres y glúteos intentando evitar la corrida que hubiera alargado demasiado el ...
... acople, aunque el acompasado ordeñe de su vagina casi me derrota. Repuesta del esfuerzo y superada la laxitud habló. - “Hace días que tu hermano anda desganado, perdón, perdón, me olvidé que estando con vos no debo nombrar a nadie de la familia. Cuánto tiempo mantuvimos bajo control el instinto?” - “Quince años querida, regresé acá cuando había nacido Cristina y la noche de su décimo quinto cumpleaños, ambos, descarrilamos; nadie puede acusarnos de ausencia de voluntad y eso, en parte, atenúa nuestro sentimiento de culpa”. - “Ves que tengo razón en amarte, no mentís diciéndome que soy inocente para quedar bien, sino que además compartís el peso de mi carga, haciéndola más liviana. Ahora voy a salirme de la regla por unos segundos; hay algo raro en mí porque los amo a los dos y no sabría qué hacer si alguno me faltara. Ya volví a la regla”. - “Volviendo al tiempo de pasión reprimida, para mí fue como estar fumando sentado sobre un barril de pólvora, pues eso era tenerte cerca y esforzarme en no acortar la distancia, y ahora mejor te dejo, así cada uno cumple sus obligaciones”. Acostado, esperando el sueño, me vino a la memoria la noche en que dimos curso a los quince años de deseo contenido. Eran las dos de la mañana, los jóvenes transpiraban a gusto en la pista de baile, en una mesa alejada de los bailarines estábamos los padres de la homenajeada, dos matrimonios más y yo; cuando mi hermano acusó cansancio y dijo que en unas horas debía viajar, decidió regresar a la ...