1. Libertad condicional (II)


    Fecha: 30/08/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos

    ... antes.
    
    —Acabo de ver la llamada.
    
    —He oído que Hassan ha vuelto a delinquir.
    
    El corazón de Merche le dio un vuelco ante la inesperada aseveración. No esperaba que se enterara tan rápido.
    
    —Así es, —dijo de forma escueta intentando evaluar hasta donde sabía.
    
    —Imagino que vas a representarlo.
    
    —Sí. He aceptado su defensa, —reconoció intuyendo que también lo sabía.
    
    —¿Por qué no me lo has comentado esta mañana?
    
    —Porque no estaba segura de querer seguir llevando su caso.
    
    —No deberías haberlo hecho. Es un caso perdido y sabes que no te va a pagar.
    
    —Lo sé, —afirmó.
    
    ¿Le habrían soplado también el pago de la fianza? De ser así, ese dato llevaba a plantearse otras preguntas para las cuales no tenía respuestas, o al menos, no eran lo decentes que cabía esperar. ¿Hasta dónde sabía? No podía estar segura y esperó a que le formulara la pregunta que podría arrinconarla a la pared, pero no fue así, al menos de momento.
    
    —Te dejo. Tengo que atender a unos clientes, —dijo despidiéndose con una sequedad que no era la habitual.
    
    ¿Realmente tenía que atender a unos clientes o no deseaba hablar de temas espinosos por teléfono? Pese a la arisca despedida, su voz parecía tranquila, pero todo el mundo sabía que antes de la tempestad todo parecía absolutamente normal.
    
    Tan sólo quedaba ella en el bufete. No quería irse a casa. No estaba preparada para enfrentarse a él, o no deseaba hacerlo, aunque no se trataba de un enfrentamiento, sino más bien, de reconocer la ...
    ... insidia. ¿Qué tenía que decir en su defensa? Ella era abogada y conocía mil artimañas para retorcer la realidad, pero no estaba segura de si quería hacerlo, o debía tener la gallardía de sincerarse y así redimirse. Su vida en estos tres años había sido como un castillo de arena alejado de las inclemencias del tiempo, de la brisa que pudiese erosionarlo y de las mareas que lo derribaran, pero de repente vino la pleamar y en un instante el castillo se vino abajo.
    
    Se había estado follando durante los más de tres años que duraron los litigios por sus fechorías a un vulgar delincuente de veintiocho años. ¿Cómo contarle eso? ¿Cómo adornarlo? ¿Cómo decirle que la ponía cachonda y que cada vez que hacían el amor, era la tranca de Hassan la que la inspiraba? ¿Cómo explicarle que aquel gandul desaliñado le había proporcionado los mejores orgasmos en su dilatada vida sexual? ¿Cómo describir su sometimiento voluntario constante? Sin mencionar la aportación de Félix con sus conocimientos y sus enlaces para sacarlo de prisión y como pago, la felonía de ambos. Cada motivo era más abyecto que el anterior y el hecho de representar la verdad desnuda significaba que él no conocía a la mujer con la que vivía. Su única opción pasaba por endulzar sus palabras porque estaba segura de que también tendría que comérselas.
    
    Entró en casa contrita. Cerró la puerta y dejó las llaves en el recibidor. Después entró en el salón dispuesta a encajar todos los golpes. No más mentiras. No más excusas. Se ...