Libertad condicional (II)
Fecha: 30/08/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos
... potencial. Merche contempló de nuevo el garrote que la encumbraba a las más altas cimas de un impúdico placer. Su boca se abrió deseosa de forma involuntaria.
—Eres un hijo de puta, —aseveró.
—Lo sé. Y tú una zorra ninfómana. ¡Ven! Y rézale a Alá, —le ordenó mostrándole la desproporcionada polla mientras se estiraba los huevos. Merche metió la mano en el bolso, cogió el móvil y le mandó un WhatsApp a su secretaria para que cancelara sus citas. A continuación se arrodilló ante él, cogió el falo con la mano y antes de metérselo en la boca exclamó:
—¡Menuda verga tienes, cabronazo!
—¡Anda, cométela, que has estado mucho tiempo en dique seco.
Merche escupió reiteradas veces en el capullo, después esparció la saliva por todo el falo y abrió sus fauces para devorarlo emitiendo sonoros chasquidos mientras se atragantaba con el cimbrel. Hassan cogió su cabello y le hizo dos coletas, una a cada lado a modo de asidero, pero también de riendas con las que dirigir la cadencia de la felación.
La cabeza basculaba al ritmo que él marcaba y después de tres largos minutos se sacó el pilón de carne de la boca para relajar sus mandíbulas, por lo que sendos pollazos se estrellaron en su cara sin previo aviso. Después volvió a hacerse con el garrote para recorrer toda su orografía con la lengua hasta llegar a los huevos colgantes. Se introdujo uno en la boca y lo golpeteó con la lengua, a continuación hizo lo mismo con el otro a la vez que su mano se movía arriba y abajo de la ...
... estaca. La lengua retrocedió de vuelta por el mismo camino a fin de atrapar de nuevo el glande con la boca y seguir con la felación. Hassan la apartó y le propinó otros dos contundentes pollazos en la cara. No deseaba correrse. Merche se desnudó mientras ambos se miraban con lascivia. Después se sentó sobre él, asió el mango posicionándolo a la entrada de su coño y fue dejándose caer despacio para sentir cada centímetro mientras iba adentrándose en sus entrañas. Con la misma parsimonia volvió a sacársela para ir repitiendo la acción cada vez más rápido.
Hassan la volvió a besar y pensó que su promesa ya había sido quebrantada, por lo que los chasquidos de los besos se unieron a los de la verga percutiendo en su coño. Las manos de él se aferraron a las nalgas de Merche acompasando el ritmo de la excelente jinete. El dedo corazón buscó el ano y desapareció en él al mismo tiempo que el infatigable mazacote aporreaba en sus adentros.
Mientras gozaba de su potro, Hassan le susurró al oído.
—Quiero follarte por el culo.
—Eres un cabrón hijo de puta, —señaló entre gemidos.
Hassan se levantó sin sacársela. Merche no se desenganchó. Se cogió a su cuello y sus piernas se enroscaron en su cintura mientras saltaba sobre el mástil.
—No pares, cabrón. No pares de follarme, —gritó con desesperación, pero Hassan extrajo su verga y dejó a Merche en el suelo ordenándole que se colocase a cuatro patas.
—¡Muéstrame tu culazo en pompa! Quiero rompértelo a pollazos.
Merche ...