1. El cuñado (Parte 2)


    Fecha: 08/11/2018, Categorías: Gays Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues

    ... Bernardo habló: -Haz cambiado mucho desde la última vez que te vi así –dijo con tono fraternal-. Serás un chico bastante guapo, las chicas te lloverán. Era el momento de decir algo. Una parte de mí supo que dijo eso último con una doble intención, ya sea de forma consciente o no. Supongo que, en otro momento, lo hubiese ignorado por completo. Pero sentía que era necesario decir algo, porque la respuesta podía gatillar a lo que yo estaba aspirando. Sentí que fue un pase de su parte, casi como para asegurarse de que iba en buen camino. -No sé si me importen mucho las chicas –dije finalmente. Sus ojos sonrieron, mas no llegó a su boca. Su lengua recorrió sus labios y miró a mis ojos a través del reflejo del espejo. La comisura de mi labio se curvo en una tímida sonrisa. Sentía como que estábamos teniendo una conversación telepática. Ambos sabíamos lo que estaba sucediendo y para donde iba todo eso. Pero ninguno se atrevía a comunicarlo verbalmente. De alguna forma, el hablarlo lo convertiría en algo muy malo. Su pene estaba ligeramente más morcillón cuando se metió a la ducha. Me envolví en la toalla y me dirigí hasta mi habitación. Hacía mucho calor, y decidí tumbarme desnudo sobre la cama, con la puerta ligeramente abierta. Eso sería suficiente para continuar con mi objetivo. El truco era ese: no decir nada, pero propiciar todo. El punto era autoengañarse para hacer creer que todo sucedía por una estúpida coincidencia. Tirado ahí, esperando la salida de mi hermano, tuve ...
    ... tiempo para pensar. Me sorprendí que todo se diera así de fácil, y me llevó a creer que, posiblemente, Bernardo supiera algo que yo pasaba por alto. “Quizás se había dado cuenta de lo que había sucedido con Robert” pensé. “Pero es imposible, nunca nos vio” me dije. “Aunque estuvo cerca…” susurró mi conciencia. “No creo, si hubiese sabido algo, dudo que se hubiese callado. Es decir, soy su hermano menor, y Robert su cuñado. Se hubiese molestado ¿O no?”. Dejé de pensar. No me estaba ayudando en nada. Decidí que, simplemente, dejaría que las cosas pasaran. Estaba dispuesto a correr todo tipo de riesgo porque mis hormonas habían tomado el control de mi cuerpo. No sé cuánto tiempo pasó durante esa mini batalla mental, pero pronto sentí la puerta del baño abrirse. Automáticamente mi cuerpo se activó, y sentí como si miles de hormigas caminaran bajo mi piel, cosquilleando por toda mi anatomía. Mi pene comenzó a despertar, y supe que no sería demasiado prudente que me viera así a primera vista, por lo que decidí girarme y quedar boca abajo. Lo poco ventajoso es que no vería cuando pasara por fuera de mi habitación. Pero no lo necesité. -Hace calor ¿verdad? –preguntó. Me giré y lo vi con la toalla en la cintura y apoyado en el marco de la puerta. -Es un horno –me quejé. No me atreví a girar, pues mi erección había aumentado luego de ver el bultazo que se dibuja detrás de la toalla-. No quise ponerme ropa para disfrutar el aire fresco. -Creo que haré lo mismo –sonrió-. Y vemos alguna ...
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