1. El cuñado (Parte 2)


    Fecha: 08/11/2018, Categorías: Gays Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues

    ... también… Sus ojos sonrieron orgullosos. Lo sentí. Sabía que le gustaba el ritmo que estaba tomando esto. Entendí que le gustaba que yo le siguiera el juego. -oh, mira, estoy todo mojado –se quejó. De su glande chorreaba un líquido viscoso. Lo miré con interés, reconociéndolo de la noche con Robert-. Esto es pre-semen. Es una especie de lubricante ¿Entiendes? Eh… Es como el aceite que se le pone a las bisagras para que no rechinen y se deslicen mejor. -Ah, comprendo –respondí. Realmente su pene producía mucho de eso. Me saboreé. Y, al momento que lo hice, sentí mis mejillas arder porque me di cuenta que Bernardo me vio haciéndolo. -Tiene un sabor suavemente salado –dijo sin realizar otro tipo de comentario. -¿Sí? –Pregunté, haciéndome el inocente-. ¿Cómo lo sabes? -Soy un chico curioso –respondió. Me miró con duda…-: ¿Te gustaría…? -Sí –respondí antes de que acabara de preguntar. La temperatura de la habitación subió, y no tenía nada que ver con el sol de afuera. Tomó su verga de forma firme, y exprimió su glande liberando ese líquido sobre su dedo índice. Estiró su mano y apuntó su dedo a mi boca. Me acerqué sin perder contacto visual. Sus ojos centelleaban y, al igual que yo, una rubor se extendía por sobre sus estilizados pómulos. Abrí mi boca y metió su dedo. Acarició mi lengua deslizándose más allá de lo que era estrictamente necesario. Succioné mientras su dedo se iba retirando, haciendo un pequeño ruido de succión cuando estuvo afuera. Mordió su labio de forma brusca y ...
    ... de un suspiro. Su pene dio un pequeño brinco dejando caer otro poco de lubricante. Mientras eso sucedía, yo saboreaba. Viscoso, ligeramente salado, suave y… sí, delicioso. De alguna manera, si eso era posible, tenía un sabor mucho más agradable que el de Robert. Le sonreí dándole a entender que lo había percibido agradable. -¿Te gustó? –preguntó. Su voz sonaba gruesa y grave. Había lujuria intentando ser controlada. -Sí, sabe rico –respondí mientras me saboreaba el labio inferior. Miré hacia le película y ahora la pelirroja estaba recibiendo feroz miembro hasta el fondo de su garganta. -Me aterra cuando hacen esas mamadas tan violentas –dijo mi hermano-. Si no se tiene cuidado, los dientes pueden causar mucho daño en la verga. -Imagino que debe doler -. -Y mucho… -arrugó su frente como recordando el dolor-. Es toda una técnica, no cualquiera le sale bien. Hay que cubrir los dientes con el labio, primero que todo. Además, hay que succionar. Y, por muy estúpido que sea eso, es increíble que hay gente que no lo hace. Creen que es suficiente con que el pene esté dentro de la boca, pero no realizan la succión. Lo demás se consigue con práctica, la profundidad, la respiración, el movimiento de la lengua. Cosas así ¿Entiendes? -Creo que sí –asentí. Tomé nota mental. Luego de unos 10 segundos, Bernardo intervino. Su prepucio chorreaba pre-semen a niveles industriales. -¿Quieres. quieres probar… otra vez? –preguntó dubitativo… nervioso… ansioso… no lo sé. Quizás todo eso junto. Pero ...
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