HORMIGONANDO 2 - Relatos Eróticos

HORMIGONANDO 2

... mampara se me había parado. 
-Un poquito. Con la lengua nomás. - Me puse en el hueco que dejó la mampara. Claudia se inclinó un poquito y pasó la lengüita por el glande. - ¡Es riquísima!  ¿Después la puedo probar toda?
-Si, mi amor. Todo lo que quieras.
-Chau. Luego nos vemos. – Claudia se fue contenta. 
Terminé de bañarme. No me masturbé, pero ganas no me faltaron. Me puse el bóxer y me enrollé con el toallón. Cuando salí Dalia estaba atenta. 
-Vení aquí, al dormitorio. Ahora nos bañamos nosotras. Quedate tranquilo y dormite, si querés. No te despertaremos.
-Si me despiertan…, no hay problema. ¡Será un placer!
-No, no. ¡Te queremos bien descansado! ¡Jajaja! – Y fue hacia el baño, junto a Claudia.
Me saqué el toallón y me acosté. Es una cama matrimonial, bastante amplia. Con gran colchón, seguro de uso múltiple. Y, efectivamente, me quedé dormido. Cuando desperté sentí a mis lados dos “bultos”. Eran ellas. ¿Dormirían? ¿O se hacían las dormidas? Bueno, veremos. Ambas estaban acostadas de espalda. A mi izquierda Claudia, a la derecha Dalia. Me puse de espalda yo también, sin demasiado disimulo. Ellas no se movieron. Estábamos sin sábanas… ¡30º a la sombra! Las miré de reojo, girando un poco la cabeza. Dalia en bombacha y corpiño. Claudia solamente con la tanguita. Fui con ambas manos hacia las mutuas entrepiernas, metiéndolas bajo las prendas. Llegué a las conchas y metí un par de dedos en ambas. Dalia peluda, Claudia terciopelo de carne. ¡Húmedas, muy húmedas! ...

... Esperaba alguna reacción. Nada. ¿Seudo dormidas? ¡Jajaja! ¡Quieren que yo siga horadando! Comencé a mover los dedos. ¿Están húmedas por lo que hicieron en el baño o por lo que esperan hacer? Yo seguía jugando con mis dedos. Claudia, menos experta que la mamá, se movió, acomodándose, de manera que yo entrara mejor. ¡Espero que en algún momento se “despierten”, y me saquen el bóxer…!
	¡Carajo! ¡Me dio ganas de ir a cagar! Bueno, mejor así. ¡Quedaré liviano y limpito! 
	Me levanté con cuidado de no tocarlas. Espero que sigan así. 
	Cuando volví, efectivamente seguían así, esperando mi próxima acción… Se me ocurrió mirar la hora. ¡Las cuatro y media! ¡Dormí como dos horas! Seguro que ellas también durmieron. Es el momento oportuno. ¡Terminar con la simulación! ¡A portarse como ser humano!
-Dalia, preciosa… ¿te parece qué es el momento para despertarse? – Le besé los cabellos. Abrió los ojos, me tomó del cuello y me besó en la boca. Me apretó contra ella, abriendo las piernas. El “misionero” venía solo…
	Llevé mis manos a su tanga. La bajé desde la cintura. Ella levantó las caderas y movió sus piernas. Llevó sus manos a mi bóxer. ¡Movimientos académicos! En dos segundos estábamos desnudos y acomodados. Ella me abrazó con las piernas, mientras la penetraba. Cuando fui a sus tetas, comprobé que seguía con el corpiño. Hice lo posible para desprenderlo. 
-Esperá, yo lo hago. – Mientras Dalia acomodaba caderas y piernas para hacer más efectiva la penetración, le levanté la espalda para ...