La Cantina
Fecha: 09/11/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... lengua lo más que pude por su vagina, degustando el sabor de sus líquidos.
- ¡Así me lo esperaba!
Dijo ella suspirando, mientras yo continuaba mi exploración en sus intimidades. No pasó mucho tiempo para que descubriera su botoncito, donde al pasar la lengua la sentí estremecerse, lo que me dio indicación de continuar sobre el mismo.
- ¡Así me lo esperaba!
Repitió mi ama, con lo cual entusiasmado por su aprobación, acometí con mas dedicación a su placer. Después de un rato puse mis brazos debajo de sus piernas, las cuales pasó sobre mis hombros, ofreciéndome a la vista el orificio de su ano, apenas lo vi pasé mi lengua por él para acariciarlo.
- ¡Así me lo esperaba!
Volví a escuchar esa frase que me volvía loco de contento, pues me indicaba que lo estaba haciendo bien, continué con mi operación hasta que se me ocurrió introducir un dedo en su vagina primero y después de un rato también en su culito, y después uno en cada orificio, en cada ocasión volví a escuchar la deseada frase:
- ¡Así me lo esperaba!
De repente me sujetó la cabeza con sus manos apretándome contra su pelvis, mientras sus muslos también me apretaban las orejas inmovilizándome y empezó a convulsionarse, mientras un exhalaba grito de satisfacción. En eso sonó el teléfono.
- Contesta tú mientras me levanto, dile que estoy en el baño.
Por supuesto que era el marido para disculparse porque continuaba en su trabajo, me dijo que no me fuera a mover de ahí, que probablemente me tuviera ...
... que esperar hasta el amanecer, que él me lo recompensaría, en eso ya se acercó la patrona y tomó el teléfono, dándome la espalda se puso a hablar con su esposo, repitiéndole que no se preocupara por ella, que me tenía que compensar, porque a lo mejor no era la última vez que requirieran de mis servicios. Estaba parado junto a ella escuchándola, desnudos los dos, cuando tuve la primera iniciativa de la noche. Colocando mi pene entre sus glúteos la abracé desde atrás, dirigiendo mi mano derecha a su pelambre y la izquierda a acariciarle el pezón derecho, apretándola contra de mí. Ella recargó su cabeza en mi hombro y su mano izquierda se colocó sobre la mía, apoyando mi acción, mientras continuaba dialogando con su consorte, yo besé su cuello durante largo rato. Colgó y nos quedamos así un tiempo, abrazados, acariciándola yo mientras veía como su pecho se movía al compás de su respiración y mi miembro se enardecía entre sus nalgas. Después se volteó, pasó sus brazos sobre mis hombros y me abrazó, mientras yo la tomaba por la cintura y nos volvimos a besar, así parados, desnudos, disfrutando cada uno de la presencia del otro. Nos besamos con la misma pasión que en un principio, nuevamente nuestras lenguas queriéndose fundir como si fuera una sola. Esta vez fue mi lengua la que visitó su boca, recibiendo las mismas atenciones que yo le prodigué. Esta vez fui yo quién sorbió gustoso las emanaciones de sus glándulas salivales, bebiendo ávido su contenido.
Continuamos un rato mas ...