LA VIRGINAL HISTORIA DE VIRGINIA 2 - Relatos Eróticos

LA VIRGINAL HISTORIA DE VIRGINIA 2

... apuntes…
-¿Vamos a ver matemáticas otra vez? ¡Yo quería seguir conversando con usted!
-Si, tesoro, luego lo hacemos. Dame un minuto… - Fui rápidamente al dormitorio. Mi idea era todo lo “perversa” posible. Me saqué el vaquero y el bóxer y me puse el pantaloncito futbolero, bien amplio. 
-¡Acá estoy! Fui a ponerme cómodo. – Era una espacie de masoquismo. El rozar sus piernas me va a poner al palo inmediatamente. Ya lo había sufrido el sábado pasado y el pantalón me apretaba. 
	El rozar de las pieles fue inmediato. Ella no retiró la pierna en ningún momento. Yo me apretaba hacia ella.
-¿Sabe profesor? Yo pensaba que a lo mejor usted quería tocarme otro poquito…
-Si, amorcito, donde quieras.
-Si, aquí, aquí abajo, entre las piernas. - ¡La nena se jugaba toda!
-Esperá tesoro, poquito a poco. ¿Y si primero te toco las tetitas?
-¡Si, si! ¡Ahora! – La nena se desabrochó rápidamente la blusita. ¡No llevaba corpiño! ¡Dios! ¡Qué hermosos limoncitos! ¡Dos perfectos conitos, con rosados y duros pezones!
-Pero… amorcito, tu mamá se dará cuenta. – Yo tenía miedo de que la madre no la deje venir a “estudiar” más.
-No. Cuando vine tenía la campera. El corpiño lo tengo, acá en el bolsillo. Luego me lo pongo. ¿Me acaricia profesor?
	Es lo que hice. Suavemente acaricié los globitos y los pezones… ¡No pude contenerme! Me incliné hacia ella y los lamí y chupé, muy suave…
-¡Ay! ¡Profe! ¡Me muero! ¡Me hace temblar toda! – Efectivamente, se estremeció.
-¿Te gustó amorcito?
-¡Dios! ...

... ¡Nunca me pasó eso! ¡Por favor! ¡Me hago pis! – Se tiró hacia adelante en la silla. Recostó su cabeza en el respaldo. Aproveché el momento.
-Bueno, abrí bien las piernitas. – Le giré la silla un poquito. Le subí la pollerita. Su bombachita era celeste con florcitas. - ¡Qué linda bombachita!
-Mis amigas dicen que estas bombachitas son de nena. Yo quiero usar tanga, como mis compañeras, pero mi mamá no me deja. Dice que si el viento me levanta la pollera se me ve la cola. – Pensé que si llego a tener una revolcada con la mamá, le tendré que decir que se deje de joder con la hija. - ¡Y es justamente lo que quiero! Las chicas las usan por eso… 
-Bueno, a ver, así muy bien. - Le acaricié los muslos, suave, muy suave, como le gusta. Fui llegando con las manos a la entrepierna. La bombachita está totalmente mojada. Se la corrí y apareció la “cachucha” con los castaños y suaves pelitos. Acaricié los vellos.
-¡Qué lindo profe! – Karina se había corrido hacia el borde de la silla, recostada sobre el respaldo. Tuvo una actitud automática; me acarició el brazo que la acariciaba.
-¿Te gusta?
-¡Mucho! - Le pasé los dedos por todo la raja de los labios mayores, sin apretar ni profundizar. 
-¡Qué lindo! ¡Me gusta mucho profe! - Le metí un dedo. 
-¡Ay, qué rico! ¿Dónde metió el dedo?
-En la conchita…
-Pero…, en qué parte…
-Ese agujerito se llama vulva, mi amor. ¿No te enseñaron en la escuela? Es donde los hombres metemos el miembro para coger, como se llama. Coger, que es meter la ...