LA DESPIADA Y CRUEL TÍA ÚRSULA. CAPITULO 3 - Relatos Eróticos

LA DESPIADA Y CRUEL TÍA ÚRSULA. CAPITULO 3

CAPITULO III


Había  reconocido y aceptado mis sentimientos hacia mi tía Úrsula. Dejé de luchar con mi mente. Debía aceptar que había surgido una atracción hacia mi tía que nunca antes había sentido. Se podría decir que estaba enamorado de ella, sentía devolución y era mi diosa. No me había enamorado por su físico como ya me había ocurrido alguna vez en el pasado, sino que me había enamorado por su carácter déspota, autoritario y en muchas ocasiones cruel. Yo lo llamaba el lado oscuro, había despertado algo dentro de mí que me hacía disfrutar siendo castigado y humillado por ella.  Lo guardaba en completo secreto, pero tal como os dije mi tía era bastante inteligente y pronto empezó a descubrir mis sentimientos y mi lado oscuro.

El día que empezó mi tía a darse cuenta de mis sentimientos fue cuando estaba realizando mis tareas diarias. Estaba limpiando el baño como hacía habitualmente y mi tía siempre cuelga en la parte superior de la bañera algunas bragas o medias suyas. Agarré las bragas y las acerqué a mi nariz para olfatearlas. Mi tía podía ser terriblemente ruidosa al acercarse, sus botas marrones que siempre llevaba delataban sus pasos y otras veces  podía ser sigilosa como un gato. Ese día mientras olfateaba sus bragas  y metía la mano en mi pantalón tocándome mi pene, apareció en la puerta la tía Úrsula descubriéndome infraganti.


-	¡¡ Cerdo , pervertido ¡¡ - Empezó a gritarme.  Se marchó enojada, esta vez resonando sus botas por todo el pasillo. Regresó ...

... pasados unos minutos. Estaba completamente avergonzado, me había descubierto mi tía con sus bragas y masturbándome. Sin mediar palabra entró en el baño mi tía y me ordenó bajarme los pantalones. A pesar de la vergüenza baje mis pantalones dejando al descubierto mi pene. La tía Úrsula sacó una pequeña jaula de metal, de tamaño pequeño. Comenzó a colocar la jaula sobre mi pene y un pequeño alambre rodeando mis huevos. El alambre conectaba de nuevo a la jaula y al colocar un candado cerraba mi pene dentro. Mi tía no dejaba de sorprenderme. ¿Qué hacia ella con una jaula de castidad? 

-	¡¡En esta casa no vas a masturbarte mas ¡¡ . Cerdo depravado -  . Guardó la llave de la jaula en su bolsillo y se marchó enojada. Ese día comenzó mi nuevo idilio. Estaba muy excitado  y no podía masturbarme de ninguna manera con la jaula en mi pene. Lo intenté de mil maneras pero era imposible. El gran problema llegó pasados los días cuando estaba terriblemente excitado. Empecé a tener los testículos inflamados, tanto que apenas podía andar. Me tocaba ligeramente y notaba la inflamación, los tocaba suavemente ya que me dolían mucho. Llevaba día sin poder masturbarme y el solo pensar en mi tía y sus castigos y humillaciones aumentaba más y más mi excitación. Había sido castigado duramente los días anteriores, pero esos castigos nuevos y más duros los narraré a continuación cuando termine de explicar que ocurrió con mi pene encerrado en la jaula.


No tuve más remedio que suplicar a mi tía me ...