LA DESPIADA Y CRUEL TÍA ÚRSULA. CAPITULO 3 - Relatos Eróticos

LA DESPIADA Y CRUEL TÍA ÚRSULA. CAPITULO 3

... fueran placenteros sus castigos, sino que produjesen dolor y humillación que era con lo que realmente ella disfrutaba. Fue dándose cuenta que la retaba y desobedecía para ser castigado por ella. Volvió a darse cuenta de mi desobediencia cuando uno de los días que estábamos comiendo los dos en la mesa, desobedecí y dejé de comer el puré verdoso aquel que mi tía me preparaba solo para humillarme.

 Mi madre ya empezaba a comer sólido y cada día mejoraba más pero mi tía preparaba  una enorme cazuela de puré verde pegajoso de verduras solo para mí. Anteriormente había comido el puré que tanto odiaba por mí mismo, a pesar de lo repugnante que me parecía. Aquel día deseaba ser humillado por ella  y me lo diese con la cuchara y sus guantes. Desobedecí y no comí el puré retándola. Mi tía se enfadó y descubrió que buscaba su castigo .Agarró el plato y se colocó tras de mí.

-	Ni se te ocurra darte la vuelta – Obedecí sentado en la silla sin ver que estaba ocurriendo tras de mí. Escuché como habría un grifo debido al sonido del agua, pero estaba equivocado. Se había inclinado sobre el plato de puré y había orinado dentro de él. Era como una fuente descargando su orina en el plato. Volvió a colocarse en la mesa frente a mí y descubrí que el plato estaba a rebosar de líquido. Se enfundó sus guantes de goma en sus manos y agarró la cuchara.

-	Esto no te va a gustar tanto, aprenderás a no desobedecer - . Metió la cuchara repleta de puré verde mezclado con orina. Puaaaaggg sabía ...

... horrible. Mi tía mostró una mueca de satisfacción. Había dejado de desear su castigo, volvía a sentirme humillado. Tragué todo el plato asqueroso verde lleno de orina. Terminé de comer el plato y mi tía Úrsula me agarró por el pelo acercando su rostro al mío en plan amenazante.

-	No te recomiendo retarme… estoy descubriendo que te gustan mis castigos…. Tendré que ser más dura contigo, ¡¡ los aborrecerás ¡¡ . soltó mi pelo y me ordenó recoger los platos y la mesa.


Sus castigos se intensificaron. Ella era conocedora de cuál era el castigo que más detestaba. Sin duda alguna era cuando me aplicaba un enema en el baño. Odiaba ser penetrado por la pera de goma en mi ano, no mostraba delicadeza, todo lo contrario, introducía la punta de goma con dureza provocándome dolor. Aquella tarde me llamo desde el baño mi tía Úrsula. Acudí de inmediato.  Entre en el baño y allí estaba mi tía sentada en una silla junto a un taburete con un recipiente lleno de líquido. Llevaba sus guantes de goma enfundados, nunca se desprendía de ellos cuando se trataba de un castigo. Me ordenó colocarme sobre sus rodillas con los pantalones bajados. Me recosté sobre ella, sus muslos eran granes y obesos, era como estar sobre dos tablas de piedras. Ató mis manos con una media de lycra y la otra media la metió en mi boca amordazandome. 

Rellenó la pera de goma con líquido que portaba el recipiente que tenía a su lado e introdujo la pera dentro de mi ano de forma abrupta. Sentí el dolor que tanto odiaba, ...