1. Celebraciones familiares (3): El cumpleaños (Continuación)


    Fecha: 12/11/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos

    ... misma me la sacase. Me miró y yo me limité a afirmar con la cabeza. Entonces hizo intención de soltarme el cinturón. Yo la detuve, un hombre con los pantalones en los tobillos no es nada elegante.
    
    ― Baja la cremallera. ―le indiqué.
    
    María Luisa la bajó despacito, con cuidado. La entrepierna del pantalón estaba sumamente abultada, así que mi miembro no podía salir sin ayuda por la estrecha abertura. Ella volvió a mirarme y yo afirmé otra vez con la cabeza. La mujer de Rodrigo metió la mano estirando de la abertura con la otra. Logró sacarla y de pronto se vio con mi grueso rabo entre sus delgados dedos.
    
    ― ¡Joder! ―exclamó sorprendida, y de nuevo miró a su marido. La cara de Rodrigo reflejaba una mezcla homogenea de admiración y malicia.
    
    ― ¿Pasa algo? ―pregunté a la mujer.
    
    ― No.
    
    ― ¿No te gusta?
    
    ― Sí ―reconoció ella.
    
    ― ¿Entonces?
    
    ― Es que es bastante grande. ―explicó sonriendo.
    
    ― Tú boca también es bastante grande ―me salió del alma…― Ábrela, quiero sentir tu aliento en mi polla.
    
    Ella hizo lo que yo había dicho y entonces acerqué mi violáceo capullo hasta ponérselo a dos escasos centímetros de la boca abierta.
    
    María Luisa permaneció completamente inmóvil, mirándome con complicidad.
    
    ― ¿A qué esperas? ―le inquirí.
    
    No tardó, cerró los ojos y echándose hacia delante saboreó por primera vez la verga de otro hombre, pues como más tarde supe tampoco había tenido pareja anterior a su marido, quién dicho sea de paso se acababa de convertir ...
    ... gustosamente en cornudo, y su mujer en… una puta, mi puta.
    
    La boca de aquella caliente mamá era un coctel fantástico de calor y humedad. Saboreaba la puntita con tanto cuidado que casi me hacía cosquillas. Después empezó a dar tímidas y suaves cabezadas arriba y abajo. Sus labios bajaban y subían con cautela y siempre apretados a lo largo de mi erección. Tenían un suave color rosa que contrastaba con mi morena verga.
    
    ― Quita las manos. ―dije.
    
    Ella me la soltó y apoyó sus cálidas manos en mi cintura. No había sacado mi polla de su boca en ningún momento, desde luego la había cogido con ganas.
    
    ― Shhhhluuuug ―se le escuchó al sorber su saliva.
    
    No es que no me gustara como lo hacía, al contrario, la dulzura y entusiasmo que demostraban eran perfectas. Sin embargo resultaba algo monótono ciñéndose a subir y bajar con delicadeza. Continuaba con los ojos cerrados para no marearse por el repetitivo movimiento, cuando lo que a mí me gusta es que me miren con la boca completamente llena. A pesar de todo, ver como mi polla se adentra en su boca que no dejaba de gemir era estupendo.
    
    ― Ummmmmm…
    
    De pronto, como si me hubiese leído el pensamiento, María Luisa cambió de estilo. Abrió la boca y se la tragó hasta úvula, entonces frunció los labios y chupó ascendiendo a lo largo de mis 18 centímetros de carne, repitiendo esto cuatro o cinco veces seguidas.
    
    ― Ummmmmm… ―gemía al ascender por mi verga.
    
    María Luisa era una mujer muy metódica, en todo. No sé el tiempo que estaría ...
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