1. Celebraciones familiares (3): El cumpleaños (Continuación)


    Fecha: 12/11/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos

    ... el móvil, lo cual hice rápidamente para llegar a la puerta del aseo antes de que ella saliera. Afortunadamente para mis planes María Luisa había elegido subir al baño de arriba. Tardaba, comencé a impacientarme y entonces oí como accionaba la cisterna. Por fin María Luisa abrió y me vio apoyado contra la pared de enfrente, no pudiendo evitar un ligero sobresalto.
    
    En vez de dejarla salir caballerosamente, le hice una seña para que volviera a entrar. Ella se vio sorprendida por mi requerimiento.
    
    ― Pero… ―fue lo único que atinó a decir antes de que la hiciera regresar al baño.
    
    La pobre mujer no había tenido oportunidad de avisarme de que había hecho de vientre, no le di opción así que el olor hizo que ambos sonriéramos sin decir nada al respecto. Eché el cerrojo a la puerta por si acaso y la besé agarrándola por la nuca. Esta vez María Luisa no se opuso.
    
    Tomando las riendas le mordí suavemente la boca. La mujer de Rodrigo se agarró de mis hombros y se dejó hacer. Debía darme prisa así que apenas saboreé la boca de María Luisa. Me separé, ella se quedó esperando que volviera a besarla pero entonces hice que se diera la vuelta. Tenía que ser rápido.
    
    ― No, no lo hagas por favor ―suplicó preocupada pensando que la tomaría contra el lavabo.
    
    ― No vamos a hacer nada… de momento, ―la tranquilicé besándola sensualmente en la base del cuello― Ahora muéstrame tus bragas, rápido.
    
    ― Por favor. ―imploró arqueándose de gusto por aquella petición susurrada tan cerca de su ...
    ... oreja.
    
    ― Hazlo. ―insistí.
    
    De espaldas María Luisa subió tímidamente su vestido.
    
    ― Bien.
    
    Además de tener un culo colosal la mujer de Rodrigo sabía elegir la ropa interior que mejor le sentaba. Llevaba una elegante braguita de un suave color gris que iba de maravilla con su piel blanca como la leche de almendras. Entonces saqué el cuchillo que me había escondido en el bolsillo trasero de mi pantalón.
    
    ― ¡Joder! ―protestó espantada al verlo.
    
    Sin vacilar, hice un corte en el lateral de la braga de María Luisa dejando apenas unos milímetros de tela.
    
    ― No pasa nada, es solo un juego. ―e hice lo mismo en el otro lado.
    
    Quién se lo hubiera imaginado. Aquella mamá por quintuplicado estaba poniendo a prueba mi templanza. De buena gana me la habría follado allí mismo, pero tenía en mente algo mejor, mucho mejor, así que no me entretuve, volví a besarla de forma desesperada antes de salir del baño.
    
    ― No hay nadie, bajaré yo primero, espera un poco. ―la besé una última vez.
    
    Después de cenar todos nos sentamos a charlar pero como ya era tarde enseguida la gente empezó a irse a la cama. Primero los niños y la niñera, al poco los abuelos y mi mujer que ya llevaba un buen rato dando cabezadas. Uno tras otro todos se fueron subiendo. Solamente Rodrigo parecía tener la intención de trasnochar leyendo uno de los periódicos que había llevado. Carla tecleaba en su móvil a toda velocidad haciendo toda clase de gestos como si pudieran verla a través de la pantalla. María ...
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