51.1 Adiós a tantas cosas
Fecha: 14/11/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... superior al inmenso cariño, amistad o al mismo deseo sexual que Nico me inspira.
Me explica sus proyectos, quiere recoger mis cosas entre el jueves y viernes, pasar la fiesta del sábado, y el domingo volver a su casa, para estar cuando lleguen los paquetes y recibirlos, también desean marchar para el pueblo y abrir su casa de verano. Me admira su energía y ganas de vivir, yo soy su única preocupación.
Me ducho a la noche y en la cama son los brazos de mi madre los que me cobijan en ellos, no son tan fuertes como los de Gonzalo, ni me inspiran lo mismo, pero me encuentro muy bien envuelto así, de esa manera que ya tenía olvidada.
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Sé que no son comparables, pero el olor del té recién hecho por mi madre fue el detonante para que abriera mis ojos risueños, Rayhan es especial preparándolo y no hay quien se le iguale. Me estiré ruidosamente haciendo crujir mis articulaciones y escuché la carcajada de mamá.
-Levántate que quiero comenzar a trabajar. –yo despertaba somnoliento y ella parecía llevar horas despierta con su hermosa sonrisa en los labios.
Salí de entre las sábanas y corrí al baño a orinar y lavar mi cara, la música se oía tenue que ella a la vez tarareaba. Me miré en el espejo y le hice una burlona mueca a mi reflejo, la alegría de tenerla a ella mitigaba la tristeza de la despedida que inexorable se acercaba.
-Comenzaré a recoger tu ropa y le pediré a ese hombre que me vaya entregando las cajas, voy a ...
... tener un atractivo ayudante que no esperaba. –la miré un poco sorprendido.
-¡Mamá! ¿Cómo puedes decir eso? -solté una risita nervioso y convencido de que le haría trabajar moviendo las cajas que fuera llenando.
-Llegaré pronto para ayudarte, no me gustaría que Anwar haga todo el trabajo, además de llenar tu florero todas las semanas y lavar el coche algunas veces. –dirigió su mirada al búcaro donde lucían los hermosos narcisos amarillos y anaranjados.
-¿Te regala flores? -me miraba suspicaz.
-¡Bah! Déjalo mamá, es una historia muy larga. –no iba a explicarle como Ray comenzó a llenar su florero para que no estuviera ocioso y vacío.
-Los jueves vas a la piscina y no debes dejarla, yo no necesito ayuda para recoger tu ropa y separar la que te quedes para la última semana. –me convenció al poner en mi mano la bolsa de deporte sin opción a discusión.
Me sentía feliz, y la alta temperatura de este día, combinada con el cielo donde predominaba el azul y la despreocupación total, me tenían en un nirvana beatífico y delicioso.
En algún momento de esa mañana llegué a pensar que más que ayudar entorpecía el trabajo de los demás, me ocupé de las reuniones mientras Elie hacía el resto del trabajo.
Rafael me esperaba en la puerta del deportivo con una sonrisa un poco fatua, me dispuse a recibir alguna de sus bromas, pasó su brazo por mi cintura y acercó su cara para besarme en el cuello en un gesto posesivo que me hizo reír.
-Ayer me dejaste solo y no pude ver como ...